Los artistas de Florencia

Por José Carrillo Cedillo*
sábado, 8 de septiembre de 2018 · 15:18

La ciudad italiana es casa de destacados creadores que impactaron gracias a sus visiones y obras de arte

Todos los caminos conducen a Roma, decían las gentes de la edad media y tenían razón, cualquier ciudadano para cobrar un agravio  tenía que emprender el fatigoso viaje a la santa sede de Letrán, antiguo palacio residencia oficial del Papa, en el siglo IV.

La ciudad no era tan antigua como Fiesole en las montañas cercanas, pero su situación geográfica era propicia para fines industriales, en el siglo XI  se  le conocía ya como la primera en el negocio de la lana y de la sedas.

Las  sedas llegaron de China donde se tejieron los primeros vestidos, miles de años antes de nuestra era. De ahí pasó a Japón, la India y llegó a Europa, con el tiempo necesario para que Aristóteles agregara a su lista de curiosidades los extraños gusanitos. El negocio era tan floreciente que se sumaron las ciudades de Venecia, Génova, Milán y Florencia.

Se apoderó de la ciudad una casta de políticos y financieros que fueron corridos al emerger la familia de los Medici.

Fue una guerra civil con dos bandos, los que querían seguir las órdenes del papa y los que seguían las órdenes del emperador, si deseas saber más del odio con que se libró esta guerra el más grande filosofo florentino Dante nos da cuenta, él mismo fue desterrado de Florencia y era el más cruel de los castigos. En la época de Dante, Florencia era una de tantas ciudades medievales: pequeña, sombría, sin adornos, del año 1000 en adelante comenzó a crecer dentro de sus muros.

La ciudad se amontonaba sobre las estrechas y malolientes calles donde se arrojaba la basura, escarbaban los pollos y gruñían los cerdos, se vivía estrechamente. 

En pleno centro de la ciudad todavía se puede admirar la fuente de Perseo, sujetando en alto  la cabeza de la terrible Medusa, es una obra del genial escultor Benvenuto Cellini, en su taller encontraremos desde esculturas de tres veces el tamaño natural, hasta diminutas esculturas, son famosos su salero y un broche para el papa que Napoleón, muy entendido en botines de guerra, se dignó aceptar como parte del pago del papa por el asesinato de un político francés, en Letrán.

Los poderosos Medici, apoyaron e impulsaron al gremio de los artistas de Florencia. Los ricos compraban obras de pintura y escultura para ostentar su riqueza, pero como siempre el mucho dinero derivó en arte malo. Los Medici reconocían el buen arte y lo impulsaban. En consecuencia Florencia se convirtió en un lugar delicioso para vivir. Los Medici fue una familia inteligente  a quienes se debe una gran parte de la gloria de su ciudad natal.

La  figura de San Francisco de Asís es una figura histórica. Fue hijo de Pedro Bernardone quien era rico y Francisco fue educado para ser una persona importante. Había cumplido los veinte años cuando cayó gravemente enfermo, lo envió su padre a un viaje pero recayó, pero una vez que se alivió fue otro Francisco: ya no era el orgulloso y altivo  joven rico. Se había convertido en el humilde hermano de los más pobres entre los pobres. Es importante mencionar la extraordinaria influencia en la civilización de la época.

Francisco apareció para decirnos que lo que más pesa son los actos que las palabras. Era un filósofo sonriente. Por lo que en cuanto a las artes, significaba que un pintor podía abrir de nuevo sus ventanas que habían estado cerradas durante mil años. Significaba que un músico podía escuchar los cantos de los pájaros y el murmullo de los arroyos  muy diferente a los cantos gregorianos, que había sido su dieta durante tanto tiempo.

 

Padre de la pintura italiana

Y llegamos a un genial florentino; el pintor Giotto, se cree que era hijo de un pobre campesino. Un día que se encontraba cuidando las ovejas de su padre, estaba dibujando el perfil de una oveja en una roca y un forastero que iba de paso lo tomó y lo llevó con su padre para convencerlo de que lo dejara estudiar arte. He mencionado que no había escuelas de pintura y los que tenían la vocación, tenían que ingresar al taller de algún prestigiado artista como su ayudante, pero en la práctica además de moler colores también hacían trabajos de servidumbre, por lo que resultaba muy duro estudiar.

Lo llevó al taller del artista más célebre de ese momento, Cimabue, que además de pintor era arquitecto que hacía mosaicos.

Pocas obras de este artista, que los florentinos honraban como el padre de la pintura italiana, han llegado hasta nosotros. Como dato curioso se le conocía por haber pintado el mural más grande del mundo. Esto nos muestra que no hemos cambiado mucho, porque el gran Fidias, había ganado fama entre los griegos por haber construido, la mayor estatua del mundo, y a Nerón se le recuerda por haber mandado hacer una estatua colosal de su efigie emplazada a la entrada del Coliseo.

Cimabue murió en Florencia en el año de 1302. En el siglo XIV, los mosaicos empezaban a formar parte de las artes olvidadas, pues resultaban demasiado caros, y su fabricación requería demasiado tiempo. Buscando más libertad de acción, los artistas encontraron otro método: El fresco, esta técnica se llama así porque se pinta sobre yeso fresco que al secar lo pintado queda indeleble y han llegado a nosotros muchas bellas obras con esa técnica. Era más barata y más fácil que los mosaicos.

 

El gran Giotto di Bondone

El primero de los grandes artistas italianos, él anunció en sus lienzos una nueva era: el Renacimiento.

El movimiento se inclinó al realismo y a la figura humana en un tiempo en que prosperaban los artes medievales y bizantinos.

Recogió desde la antigüedad clásica su inspiración para hacerse precursor de un movimiento intelectual y artístico que crearía una nueva Italia, una nueva Europa. Su obra serviría de inspiración a casi todos los pintores florentinos y sieneses del siglo XIV, pero nadie lo superaría hasta la aparición de Miguel Ángel.

 

 

*Artista plástico y docente con más de 50 años de trayectoria.

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