66 maneras de recordar a Scott Walker

Nadie ha irrumpido en los recientes 100 años entre las fronteras más amenazantes de la música con mayor ferocidad que el estadounidense, quien exploró lugares en los cuales ningún artista querría permanecer
sábado, 30 de marzo de 2019 · 09:01

“El trabajo de un hombre no es más que un lento viaje para redescubrir, a través de los desvíos del arte, esas dos o tres imágenes grandes y simples en cuya presencia se abrió por primera vez su corazón”.

Albert Camus.

Por Juan Alberto Montes*

Si preguntáramos a entusiastas de la música dónde localizar los sonidos más excesivos, maliciosos y siniestros que existen, unos dirán que se encuentran en el noise, otros quizá que en el death metal y tal vez haya quienes mencionen que en el industrial más experimental.

Sin embargo, nadie ha irrumpido en los recientes 100 años entre las fronteras más amenazantes de la música con mayor ferocidad que Scott Walker (1943-2019), quien exploró lugares en los cuales ningún artista querría permanecer.

Luego de su lamentable muerte ocurrida esta semana, usaré la coyuntura para rendirle un homenaje y recorrer una de las metamorfosis creativas más drásticas de la historia de la música, una mutación que fue del easy listening  hasta los sonidos propios del infierno en la tierra.

 

6. El ídolo pop

La carrera profesional de Noel Scott Engels inició como miembro de una boyband estadounidense en 1964. Se llamaban los Walker Brothers y en ese nombre hay al menos dos mentiras, pues no eran hermanos y ninguno se apellidaba realmente Walker.

La idea de ponerse ese seudónimo surgió del guitarrista y cantante de la banda, John Maus, cosa que imitaron los otros dos miembros, el baterista, Gary Leeds y el bajista, Scott, con la intención de denotar un parentesco entre ellos.

Su carrera derivó en una serie de éxitos que se lograron posicionar en las listas británicas, lo cual es sorprendente tomando en cuenta que eran una banda americana en el país de los Beatles y los Stones justo durante su apogeo.

John, Scott y Gary Walker lanzaron éxitos como “Love Her”, Make It Easy On Yourself” o “My Ship Is Coming In”, fundamentados en un sonido adecuado para salir en la radio y encaminado al éxito masivo.

Los Walker Brothers, en esa primera etapa, publicaron cuatro álbumes (cinco, si contamos una edición especial hecha para el mercado estadounidense) de 1965 a 1967.

Sus discos estaban formados sobre todo por canciones de otros artistas y complementados con algunas compuestas por los propios miembros.

9. El mito de Sísifo

Aunque Walker publicó en el 67 su primer álbum solista, su banda se separó oficialmente en 1968, tras lo cual su estilo se hizo más denso e introspectivo.

En un periodo de dos años (67-69) produjo cuatro obras que bautizó con su propio nombre de pila enumerado: Scott (1967), Scott 2 (1968), Scott 3 (1968) y Scott 4 (1969).

Los primeros tres discos tuvieron reconocimiento comercial a pesar de la complejidad de su pop barroco.

No obstante, el cuarto fue un rotundo fracaso comercial, para lo cual ni el propio artista tiene una explicación concreta.

Tal vez se haya debido a que en Scott 4 optó en dejar a un lado los covers que tan buenos dividendos le dieron y significó  el primer disco de su carrera compuesto en su totalidad por él mismo.

El tiempo ha dado un valor de culto al álbum 4 y se considera la obra cumbre de esta primera etapa.

Contiene las letras más logradas de la primera fase de Walker, algunas con atisbos políticos, derivaciones poéticas, además de un mayor barroquismo en las orquestaciones y arreglos.

 

21. Nite Flights

Luego de cinco álbumes solistas más que resultaron un fracaso en ventas, los Walker Brothers se reúnen para revivir las glorias de la década anterior, lo cual medianamente lograron al colar algunos hits en las listas.

Publicaron tres álbumes en esta segunda etapa: No Regrets (1975), Lines (1976) y Nite Flights (1978).

El último es el más interesante, pero no por la participación de los otros dos hermanos nominales.

Con su contrato por terminar en una compañía en quiebra, Walker pide a sus colegas ser “autoindulgentes”. Esto significó que cada miembro compondría cuatro canciones.

Las de Scott fueron radicalmente diferentes, y se separaban de las otras ocho porque parecían traídas del futuro.

“Shutout”, “Fat Mama Kick”, “Nite Flights” y “The Electrician” no se parecen a nada existente en ese momento. Es difícil definir a qué suena con precisión. Sólo podemos decir que presentan indicios de jazz, noise, electrónica y krautrock.

En un momento de gran efervescencia creativa en la que muchos artistas hacían alarde de ser radicales, esas cuatro canciones sorprendentemente de avanzada y firmadas por una banda pop en decadencia, conmocionaron a propios y extraños.

Los cuatro temas serían la base en la que Walker pavimentó la vereda hacia los territorios más lúgubres de la música contemporánea, y de paso, enterraron la carrera de los Walker Brothers para siempre.

1978 fue además el año de su último concierto público.

 

33. Ochentas

Luego de seis años de aislamiento y silencio, Scott publica Climate of Hunter (1984), un disco especial porque es el único que sacó en los años ochenta y es el último que contiene composiciones que pueden ser consideradas como canciones convencionales, aunque ya posicionadas en la frontera entre la disonancia y la melodía.

Una forma efectiva de saber si un disco de los ochenta es bueno es fijarse muy bien que no suene a los ochenta y, por lo tanto, sea atemporal a ese contexto de mierda.

Es un álbum coyuntural en la carrera del artista, el momento de quiebre hacia la radicalización de su nueva etapa y sobre todo, es posiblemente el mayor escaparate que permite apreciar todos los detalles de su maravillosa e icónica voz en esplendor.

 

50. A través de las adversidades, al infierno

En 1995, Walker libero Tilt, un disco bruscamente saturado, que carece de una mínima luz de esperanza en sus contenidos o de alguna presunción de estructura convencional de canción.

En él, hay una serie de experimentos en la metodología de composición, uso de metales diversos como percusiones, arreglos de cuerdas chirriantes, un ejército disfrazado de orquesta al borde del colapso, coqueteos con la música industrial y disonancia al por mayor.

Las letras, muy acordes a la atmósfera, van desde el hermetismo más drástico, al gore más extrovertido y la narración de pesadillas gráficamente detalladas.

Es una obra sorprendente porque no se puede sentar un precedente a su forma o a su fondo y porque representó el cambio más brusco dentro de la carrera de Walker.

Algunos críticos mencionan a Tilt como parte de una trilogía formada además por The Drift (2006) y por Bish Bosch (2012), en los que lleva aún más allá la experimentación en los métodos de creación y la (anti) instrumentación.

La creación de The Drift está muy bien registrada en un documental llamado 30 Century Man (2006), en el que podemos ver como Walker en el estudio de grabación le da a un baterista instrucciones de cómo aporrear un enorme pedazo de carne con los puños.

Esos sonidos fueron usados como percusión en “Clara”, una canción dedicada a la amante de Mussolini, la cual pidió morir junto al dictador y posteriormente fue colgada de cabeza (como cerdo en carnicería, junto a su amor) en una plaza, para que los ciudadanos pudieran golpear los cadáveres a placer.

Bish Bosch navega con naturalidad entre las fronteras del sentido la música y el absurdo del ruido y se posiciona entre la quietud de la respiración y la desesperación de la asfixia.

Este álbum es una caótica dispersión constante de bloques metálicos de sonido que se contraponen y se disocian a lo largo de 73 minutos.

Entre algunos de los instrumentos notables en este álbum se encuentran los machetes gigantes, los cuales crean una base perfecta para las líricas que abordan el cuerpo humano como una serie de pedazos de órganos crudos que son creados expresamente para la tortura.

 

66. En el año 3000

En alguna entrevista, Walker afirmó que fue en su álbum Soused (2014) en el que al fin logró al cien por ciento sus objetivos musicales.

Independientemente de lo que eso pueda significar, es un hecho que cumple con las expectativas que habían dejado los elevados estándares de calidad de su trilogía anterior.

Mucho de este mérito se debe a que fue un disco que compuso de forma colaborativa con la banda de drone metal  Sunn O))).

Una de las características más notoria en las composiciones de Walker es el alargamiento enfermizo que hace de las notas.

Si hay en el mundo una banda especialista en expandir las ondas de sonido de forma escalofriante y pesada, esa es Sunn O))). (((Una vez llegué tarde 20 minutos a uno de sus conciertos y casi me pierdo su primera nota))).

Sin duda fue una sociedad de ensueño y quedó en evidencia en los cinco amenazantes tracks que forman el álbum.

Las últimas producciones de Walker aparecen en la banda sonora de la película Vox Lux (2018), la cual es sobre una inofensiva cantante pop que luego de unos años de lidiar con la fama, se pone siniestra.

 

99.

Hay dos emociones que provocan los viejos y no se mezclan.

  1. La ternura que nos genera su vulnerabilidad, o en otras palabras, la lástima.
  2. El respeto que nos provoca la malicia que trae consigo la experiencia que han adquirido con las décadas.

Scott Walker pertenecía a este segundo orden de seres y desde aquí esperamos que al fin se encuentre a la deriva, en el vacío de la muerte y envuelto por el eterno silencio que tanto ansiaba.

Frase:

“La carrera profesional de Noel Scott Engels inició como miembro de una boyband estadounidense en 1964. Se llamaban los Walker Brothers y en ese nombre hay al menos dos mentiras, pues no eran hermanos y ninguno se apellidaba realmente Walker”.

*El autor es experto en G. W. F. Hegel.

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