El Vaivén de la Ciencia

¿Por qué el Conacyt no debe llamarse Conachcyt?

sábado, 6 de abril de 2019 · 06:48

Por Rodrigo Méndez Alonzo*

Recientemente, el Conacyt ha estado en el centro de la polémica mediática debido a cambios estructurales que sorprendieron e incluso enfadaron a gran parte de la comunidad científica nacional.

Son muchos los cambios que vienen con la nueva administración científica nacional, hay uno que debe explicarse con mayor profundidad: el cambio de nombre y objetivo en la entidad paraestatal que determina el financiamiento y quehacer en ciencia, tecnología e innovación en México, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

La propuesta de una iniciativa de modificación a la Ley de Ciencia y Tecnología considera cambiar el nombre de esta institución, incluyendo una “H” para incluir a las humanidades en el nuevo Conahcyt. La razón para objetar este cambio es que las políticas científicas nacionales, supuestamente, han ignorado otras disciplinas del quehacer humano muy importantes, como las llamadas humanidades.

 

Debemos conocer los dos conceptos

Sin embargo, es indispensable ofrecer al público una explicación objetiva de qué son las ciencias y qué son las humanidades, puesto que, desde la perspectiva del quehacer cotidiano de cada una de estas actividades, la unificación bajo un mismo sistema sería inoperante y contradictoria.

Primero, es necesario definir qué es la ciencia. Las ciencias, de manera general, se pueden entender como un conjunto de conocimientos que explican el universo físico, en cualquier escala, desde las estructuras biológicas intracelulares, el comportamiento del cerebro o la formación estelar.

Para generar este acervo de conocimientos, la ciencia se basa de manera casi exclusiva (a excepción de las matemáticas puras) en experimentos. Los experimentos son pruebas visibles y cuantificables de mecanismos de causa-efecto. Esto es, puedo asumir que, si tiro una piedra grande y una piedra pequeña, la piedra pequeña va a caer más lentamente que la piedra grande, y entonces asumir que el peso determina la velocidad de caída de un material. Pero no basta suponer, hay que hacer el experimento, la prueba visible –generalmente varias veces– y nos daremos cuenta que nuestros supuestos pueden estar mal o bien. Sólo así avanza la ciencia.

Por el contrario, las humanidades se definen como un conjunto de disciplinas que abarcan toda la creación humana, incluyendo a las bellas artes, el derecho, la literatura, entre otras. La definición de humanidades es muy variable y basta, pero en general todo tipo de creación humana es una humanidad.

Las humanidades, entonces, no dependen de pruebas empíricas sino de la opinión favorable. Esto es, a usted le puede gustar la cumbia o la bachata, pero no hay modo empírico para probar que una es mejor que otra. Sin embargo, con la definición tan variable de humanidades hay disciplinas basadas en evidencia experimental, como la historia, la arqueología y la psicología, que entran como humanidades.

 

Inoperante esquema

Esta contradicción en objetivos y definiciones es lo que amenazaría a hacer inoperante un esquema unificador de humanidades y ciencias bajo una misma institución, puesto que no habría un esquema unificado de evaluación, donde se podría apoyar tanto investigaciones basadas meramente en opiniones como en evidencia experimental.

Por otro lado, en México contamos con una Secretaría de Cultura y un Instituto Nacional de Bellas Artes, que pueden fortalecerse para apoyar más profundamente a las humanidades. La Secretaría de Cultura tiene a su vez, bajo su cargo, al Instituto Nacional de Antropología e Historia, disciplinas basadas en evidencia y por tanto científicas.

Realmente, lo necesario es especializar correctamente a cada institución para que la Secretaría de Cultura fortalezca la investigación en humanidades y la creación artística, y por otro lado el Conacyt fortalezca la ciencia basada en evidencia. Cualquier otro esquema sólo ofrecerá duplicidad de funciones y contradicción en la operación cotidiana.

 

 

“Son muchos los cambios que vienen con la nueva administración científica nacional, hay uno que debe explicarse con mayor profundidad: el cambio de nombre y objetivo en la entidad paraestatal que determina el financiamiento y quehacer en ciencia, tecnología e innovación en México, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología”.

 

*Investigador en el Departamento de Biología de la Conservación del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese).

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