Fauna Filantrópica
Día Internacional del Libro
Por: Lauro Acevedo*El 23 de abril y por promoción de la Unesco, (United Nations Educacional Scientific and Cultural Organization), celebramos al libro en todo el mundo.
No cabe la menor duda que una de las más maravillosas creaciones de la humanidad desde tiempos muy remotos es el libro.
Un invento que ha realizado la intensa e inmensa labor de recopilar todos los decires del hombre en un sinnúmero de lenguas y en compañía de todas las artes bellas concebidas en el quehacer humano en la transformación de la naturaleza. Un libro es el compañero leal y más amigable del mundo. Si es un buen libro, es un tesoro y sí, también hay libros malos, aquellos que no vale la pena leer. En general. leer los diferentes alfabetos que transcriben los sentimientos, las aventuras y todo lo que concierne a la cultura y a la presentación y transmisión del conocimiento. Nos lleva de la mano a comprender al mundo en todas sus interacciones y avances en el acercamiento al universo.
Alguno de los libros muy recientes que recomiendo ampliamente son las obras completas del doctor Yuval Noah Harari iniciando con Sapiens y la obra de Irene Vallejo, en especial El infinito en un junco.
Me complace rendir un homenaje a esta creación humana; los libros son los cofres de los más grandes tesoros de la mente humana.
Cuando leemos deberíamos sentir un cosquilleo interno; sería un resultado de nuestra memoria genética. Leemos y nos recorremos por dentro; árboles al fin de piel encarnada por el verbo. Dios dijo: "Hágase la palabra y ésta se incluyó en la piel interior del alma". Al desnudarse el primer ser–árbol–palabra, apareció el libro.
Desde entonces, la escritura nos persigue y nos consigue, surge de nuestros brazos, se convierte en la otra ala que nos falta, para ser suficiente en el vuelo.
¿No has sentido nunca ese deseo interno de la caricia escritural?
¿No has sentido acaso que, al pasar de página, algo se queda en la garganta? Es la voz que crece entre las ramas de la imaginación.
Un libro te recuerda tus orígenes arbóreos. Cuando sólo eras un murmullo entre las ramas del cosmos. Cuando ese aliento del verbo apenas germinaba en el limo del fondo. Cuando ni siquiera el mar se atrevía a desafiarte. Cuando las olas en la tormenta no sabían de tu furia.
Porque fuiste fondo y después mar. Oscuridad y después superficie de la calma. Un libro es la embarcación mayor. La embarcación que adoraron tus mayores.
El arca donde se llevaron por parejas al bien y al mal, al dolor y al placer, al vino y a la hiel. Porque éstos estaban condenados a desaparecer de la faz.
Un libro es un rostro, el primer rostro de la voz. Busca los gestos de la palabra en la fruta madura, en el agua envenenada, en el pan, sal y acaricia la dureza de la armadura, hay una piel que desconoces.
Desciende hacia ti mismo, por tu edad conocerás tus círculos, por tus pecados tus ramas, por tus frutos tus palah barahs.
Las cosas maravillosas que te dicen tus frutos atraen a todas las aves.
Las cosas maravillosas que dicen los sabores de tus frutos suavizan para el beso, la pulpa de tus labios. Entiende ahora por qué del árbol bajó para tentarte el símbolo de la sabiduría. Entiende ahora por qué le hiciste caso. Por ello Dante colocó a la sabiduría en el purgatorio.
Porque somos un árbol, crecemos en palabras y nos desnudamos en libros, para ser puros otra vez, para ser piel que nos pertenece en el origen, antes de los círculos que nos condenan.
Antes de esa otra piel; armadura, coraza, penitencia. Antes de esa otra piel; vestuario, máscara, prejuicio. Antes de esa otra piel; vergüenza, hipocresía, crimen.
Somos el inverso pensamiento que nos sigue, la fuerza del brazo ante el escudo. Somos un ser todo de cielos, somo un ser todos de suelos.
Las ramas nos muestran en el viento, tal cual nos deshojamos en otoño, las raíces nos dan sus sabios sueños.
Porque escrito está que "el que comiere del fruto de letra padecerá el suplicio de ser humano". Versículo primer del liber sagrado de los líberos. Y del castigo de esta pena antigua, el adorado padre Eros que nos salve. Nuestros días son las páginas que han de dar a la mar los rumbos de todos los mapas.
Los libros las naves y la lectura los viajes bajo el cuidado de la imaginación creadora.
¡Larga vida al libro!
* Poeta, ensayista y editor. Presidente del Seminario de las Artes de Baja California.
enardecidavoz@gmail.com
f lauro Acevedo
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