Raíces
El mejor invento de la humanidad
Desde muy chico conocí los libros. Mi niñez transcurrió cuando la televisión aún era incipiente y además mis padres tenían una bien surtida biblioteca, por lo que en mi tiempo libre leía mucho y muy poca televisión veía. Desde luego, el internet, los celulares, YouTube y muchos otros distractores modernos, en ese tiempo eran ciencia ficción. Desde que leí mis primeros libros, no pasó mucho tiempo para que empezara a formar mi propia biblioteca. Fue hace 60 años, cuando acababa de cumplir ocho, que adquirí mi primer libro, gracias al ahorro de algunos domingos. Ese libro, Veinte mil Leguas de viaje submarino, de Julio Verne, aún lo conservo.
Los libros despertaron en mí algunas de mis vocaciones naturales, como el amor por la ciencia, la historia, la naturaleza, la geología, la exploración, entre otros gustos que tenía. Libros de historia de Baja California, de ciencia para jóvenes y novelas juveniles empezaron a darle forma a mi incipiente biblioteca.
Fue el tiempo en que empecé a enamorarme de los libros e ir descubriendo lo maravilloso que son muchos de ellos. Leí muchas de las crónicas de grandes viajeros y exploradores y lo sentía como si ellos me lo estuvieran relatando. También conocí las biografías de grandes científicos, especialmente de físicos y químicos y cómo sus descubrimientos fueron cambiando el mundo. Mucho leí sobre historia de Baja California, de México, de Europa y de otras partes del mundo. Todas esas lecturas despertaban en mí gran fascinación y así quería conocer los sitios históricos e incluso convertirme en un gran explorador.
Leer textos de personas que ya hacía mucho tiempo habían dejado de existir lo sentía como un diálogo con gente del pasado, en cierta forma como si viajara a ese tiempo. Leer ideas, pensamientos, reflexiones de gentes muy distantes en el tiempo y en la geografía me parecía tan maravilloso.
Al posar mis ojos sobre las lecturas, imaginaba los personajes, los parajes, las ciudades, los pueblos, las flores, las acciones, los bosques, las montañas y tantas cosas que me comunicaban. Con muchas de las historias, reales o noveladas, sufrí, disfruté, reí, lloré, me emocioné. Son tantas las cosas que me dejaron los libros.
Con el tiempo mi precio por los libros fue creciendo y hoy mi biblioteca se acerca a los siete mil libros. En mi labor como historiador, investigador y explorador, contar con una buena biblioteca es imprescindible. Ahí en mi estudio, rodeado de libros, me inspiro, leo, escribo, analizo, me transporto en el tiempo y en el espacio. Gracias a mi biblioteca, y desde luego a muchos viajes, recorridos, exploraciones, estudios y reflexiones, he podido escribir más de 50 libros y tengo varios en proceso. Para escribir libros es necesario leer, y mucho.
Desde 1988, cada 23 de abril se celebra el “Día Internacional del Libro”, con el fin de fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual por medio del derecho de autor. Este evento lo promueve la Unseco y que bueno que así sea, ya que la lectura de libros es una de las actividades más enriquecedoras de los seres humanos.
Considero que el libro es de los mejores inventos del hombre. Los primeros libros aparecieron hace unos 4 mil años, en el antiguo Egipto, y fueron producto de una larga evolución a partir de la invención de la escritura y el alfabeto. El libro moderno, tal como lo conocemos en nuestros días, surgió a mediados del siglo XV, gracias a la invención de la imprenta por parte de Johannes Gutemberg. Gracias a este invento el libro se pudo reproducir muchas veces, lo que facilitó la difusión de las ideas y el conocimiento dando un gran impulso a la ciencia y a muchas otras áreas del saber humano.
Cuando salió el internet y los libros electrónicos, se creyó que significaba el fin del libro impreso. Pero no ha ocurrido así y en los últimos años el libro impreso ha repuntado. Y es que nunca será lo mismo leer un buen libro impreso en las manos, que a través de una pantalla.
Qué bueno que existen los libros.
* Historiador, explorador, cronista y espeleólogo.
...