Vida

Hallan en desierto vestigios indígenas

Miles de piezas antiguas descubiertas en las construcciones de parques eólicos permiten conocer más sobre las primeras poblaciones de la región
miércoles, 12 de agosto de 2020 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Las construcciones de gigantes parques generadores de energía eólica en grandes extensiones de terreno en Nuevo León han puesto al descubierto miles de antiguas piezas, quizá hasta prehistóricas, que permiten conocer más sobre las primeras poblaciones de la región.

Se trata de raspadores, raederas utilizadas para quitar el pelo de las pieles de animales, manos de moliendas, fogones, cuentas de concha, perforadores, buriles y puntas de flecha.

Estos objetos, que podrían datar de 850 a 11 mil 500 años (su antigüedad aún se investiga), han sido desenterrados por 5 arqueólogos del Centro INAH-Nuevo León.

Por ley, estos especialistas en localizar, rescatar e identificar vestigios, acuden a realizar trabajos de exploración antes de que inicie una obra avalada por el Gobierno federal.

Tras una reforma energética que favoreció la instalación de plantas de energía renovable en México, las inversiones privadas en parques eólicos y sus aerogeneradores comenzaron a instalarse desde el 2013 en municipios de Nuevo León, como Santa Catarina, General Bravo y Mina.

Para los arqueólogos locales este fenómeno representó la oportunidad de explorar tierras a las que difícilmente tenían acceso.

“Hemos encontrado muchísimos materiales de los indígenas del pasado”, dijo el arqueólogo Moisés Valadez, líder del equipo arqueológico del Centro INAH-Nuevo León. “Están en zonas donde no podíamos antes entrar o eran de difícil acceso, porque eran propiedades privadas, ranchos cinegéticos.

“Tenemos una muy buena colección de artefactos, herramientas de los antiguos pobladores, puntas de flecha, puntas de lanzadardos, de todo con lo que se procesaban las fibras”.

EXTENSA EXPLORACIÓN
Del 2013 a la fecha, el equipo ha atendido las solicitudes de ocho empresas eólicas y cuatro más están en proceso de trámite. También han hecho exploraciones para empresas de energía solar y gasoductos de Pemex.

“Atendemos solicitudes para que revisemos o descartemos que haya evidencia arqueológica o paleontológica histórica en predios, tanto de particulares, empresas, como paraestatales”, dijo el arqueólogo.

Pueden pasar algunos años para que el INAH termine este trabajo y dictamine la liberación de los terrenos para iniciar las construcciones. Todo depende del tamaño de la zona a explorar.

“Hay trabajos de hasta 300 hectáreas y otras de 2 mil hectáreas. Si hay mucho vestigio nos podemos tardar hasta un año”, dice Valadez, responsable también de la Zona de Monumentos Arqueológicos Boca de Potrerillos, en Mina.

“Regularmente son cuatro o cinco meses para hacer una revisión de mil 500 hectáreas, en promedio”.

En su trabajo recurren a equipo tecnológico que incluye cartografía digital para determinar las zonas a revisar, se establece líneas o rutas de exploración a pie, y conexiones a GPS, cámaras y brújulas.

Toman también medidas de protección y seguridad, pues arqueólogos de otras entidades ya han tenido malas experiencias cuando miembros del crimen organizado salen al paso de sus exploraciones.

Se calcula que han sido cerca de 5 mil objetos los recogidos en estas excavaciones en futuros parques eólicos, así como en zonas donde se van a construir rellenos sanitarios, carreteras o gasoductos.

Tras un proceso de estudio, las piezas son resguardadas en el Museo Regional de Historia El Obispado en espera de su exhibición. Estos hallazgos ayudan a seguir reconstruyendo la vida cotidiana de los antiguos pueblos de la región.

“Sabemos que cazaban y se defendían de otros grupos con las puntas de proyectil”, señaló Valdez.

“Con los raspadores y raederas trabajaban las pieles y la madera; con punzones y agujas de hueso elaboraban la vestimenta; con las manos y metates procesaban semillas y tallos para hacer harinas, además de moler minerales para pigmentos con los que hacían las pinturas rupestres”.

EL EQUIPO
Paola Cepeda, Aiko Lázaro, César Rosas y Leonel López, además de Valadez, son el equipo de arqueólogos del Centro INAH-Nuevo León que realiza estas excavaciones que desempolvan la historia.

El desentierro más reciente, aunque no de vestigios indígenas, fue el de una serie de durmientes del tranvía que a finales del siglo 19 y principios del 20 cruzaba Monterrey.

El hallazgo, en la calle Guerrero, a un lado del Museo Arquidiocesano de Arte Sacro, aledaño a la Basílica del Roble, fue reportado el pasado 27 de julio. Las piezas salieron a la luz por los trabajos municipales para ampliar banquetas del Primer Cuadro de la Ciudad.

Estos objetos, al igual que otros vestigios rescatados por los arqueólogos durante más de 20 años, como los rupestres y otros más que dan cuenta del estilo de vida de los regios de hace más de un siglo, serán exhibidos en algún momento, dijo Valadez.
 

 

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