Vida

Ponen lupa a privilegios masculinos

Estas “leyes” no escritas están tan inmersas en la cultura desde hace siglos, que son difíciles de detectar, de aceptar y mucho más de combatir
martes, 18 de mayo de 2021 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Frente a la Ley, hombres y mujeres son iguales, tienen los mismos derechos y las mismas oportunidades. Pero en la vida cotidiana existen normas no escritas que suelen beneficiarlos más a ellos que a ellas.

Estas “leyes”, a las que se les conoce como privilegios masculinos desde la sociología, están tan inmersas en la cultura desde hace siglos, que son difíciles de detectar, de aceptar y mucho más de combatir.

“La palabra privilegio, etimológicamente hablando, se refiere a leyes privadas de las cuales se benefician personas o grupos de personas”, señala Gregorio Reyes, integrante de Amigo, Date Cuenta, colectivo que promueve el análisis crítico de la masculinidad.

“El privilegio masculino tiene que ver con la idea de vincular todo esto con las relaciones de poder que se ejercen o que tienen lugar en las relaciones de género. Los hombres tienen más beneficios y ventajas que las mujeres”.

Tanto en la familia, en la calle o en el trabajo, estos privilegios están presentes en las diferentes áreas de la vida.

Parten de una ideología que desde hace mucho tiempo asegura que existe una superioridad del hombre sobre la mujer, dice Ricardo Rivera, fundador de Voices of Brotherhood, iniciativa que busca conectar a los hombres con una masculinidad más sana.

“A través de muchos años, no nos hemos dado cuenta de todas estas situaciones”, indica, “de cómo es que tal vez a nosotros no se nos cuestiona en una entrevista de trabajo cómo es que balanceamos nuestra vida en casa con nuestra vida laboral”.

“(También) el no tener estos miedos a la hora de estar en la calle, de simplemente ser acosados, de ser perseguidos, de ser incluso violentados de muchas formas que atenten contra nuestra sexualidad”.

EL PROBLEMA
Hablar de privilegios es hablar de desigualdad, indican los especialistas. Que algunos tengan ciertos beneficios, significa que otros no tienen los mismos derechos.

En cuestión laboral, ejemplifica Reyes, las empresas tienden a contratar mucho más a hombres que a mujeres para puestos de ingeniería o ciencias. Y en general, ellos tienen un salario superior al de ellas.

Cuando estas ventajas de la masculinidad son utilizadas para ejercer control, pueden llegar a generar situaciones de violencia de género, destaca Rafael Limones, coordinador de Supera Joven, en temas de prevención de violencia y delincuencia.

“Se convierte en control cuando el hombre se siente vulnerable de perder ese privilegio”, explica, “y es en donde surge la fuerza a través de cualquier tipo de violencia para tomar el control de su privilegio”.

Estos privilegios también tienen repercusiones en los hombres, destaca Rivera, pues junto con las ventajas van ciertas exigencias sobre cómo sentir, comportarse y vivir.

“Parece que te dan un acceso VIP a este lado de la sociedad, de ser el ‘dominante’”, señala. “Pero te mete en una caja diminuta que no te permite ser tú, que no te permite llorar, que no te permite hablar de lo que sientes”.

PRIVILEGIOS DE LA MASCULINIDAD
Algunas ventajas que tienen los hombres sobre las mujeres son:

+ Suelen tener un sueldo superior que las mujeres

+ No son cuestionados sobre si planean tener hijos

+ Suelen dedicar menos tiempo al trabajo del hogar

+ Gozan de mayor libertad sexual sin ser juzgados

+ Reciben mayor apoyo en las ligas deportivas

+ Suelen tener el control económico en la familia

POR LA EQUIDAD
Si estos privilegios afectan a mujeres y a hombres, ¿qué hay que hacer con ellos?

Lo primero es aceptar que existen e identificar dónde están presentes, indica Reyes. Esto se logra con ejercicios de introspección y diálogo con los demás.

“Tenemos que empezar a reconocerlo, identificarlo, decir ‘esto es real, esto sí existe’. Eso nos va a permitir ponerlo sobre la mesa e ir cambiando las cosas”.

Una vez que se han identificado, aconseja, es necesario enfrentarlos y cuestionarse por qué existen, de dónde vienen y cómo afectan.

“Empezar a cuestionar por qué sucede de esta manera”, dice, “y por qué otras personas no pueden ejercer sus derechos cuando yo sí puedo hacerlo”.

A COMBATIRLOS
“Una forma de abatir o detener los privilegios es decir, no”, subraya Limones.

“Si me atribuyen un privilegio, yo tengo que ser responsable de decir ‘ese no es mi privilegio, ese no lo quiero tomar’”.

No es fácil, aclara, pues los privilegios están ligados a la autoridad. Por ello es necesario hacer un ejercicio muy reflexivo, confrontativo y reeducativo.

Y no basta con decir que no. Es necesario desarticular su poder para lograr cambios.

“Al involucrarnos más en el trabajo de cuidado y del hogar, y tener una responsabilidad compartida”, ejemplifica Reyes, “ahí es donde empezamos a desarticular esta relación de poder y empieza a surtir efecto positivo”.

ES NECESARIO RECONSTRUIR
También es necesario reconstruir una nueva forma de vida. Una manera es utilizando los mismos privilegios para generar cambios en la sociedad.

“Podemos empezar utilizando esas ventajas para hacernos escuchar en lugares en donde a otras personas, a otras comunidades, no las han escuchado”, considera Rivera.

Y para ello, detalla, es necesario incentivar el diálogo entre hombres.

“Esto es para ceder una desigualdad que hay”, aclara, “pero también para ganar una oportunidad nueva como hombres, de mostrarnos de una forma mucho más amplia, mucho más libre, de ya no quedarnos dentro de esa cajita, de una masculinidad limitada”.

*Fuentes: Rafael Limones, coordinador de Supera Joven, en temas de prevención de violencia y delincuencia; Gregorio Reyes, del colectivo Amigo Date Cuenta; y Ricardo Rivera, fundador de Voices of Brotherhood.
 

 

 

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