Vida

Esperanza contra el cáncer

El trasplante de células progenitoras hematopoyéticas, que se extraen de la médula ósea, sangre periférica o de cordón umbilical, son el mejor tratamiento para estas enfermedades
martes, 13 de julio de 2021 · 00:36

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Cada año en México se presentan entre 5 y 6 mil casos nuevos al año de cáncer en menores de 18 años, entre los que destacan las leucemias, que representan el 50 por ciento del total; linfomas, el 15 por ciento, y tumores del sistema nervioso central con el 10 por ciento, de acuerdo con cifras del 2019 de la Secretaría de Salud.

Cálculos del 2020 de la Sociedad Americana Contra El Cáncer en cuanto al linfoma no Hodgkin indicaron que en Estados Unidos aproximadamente 81 mil 560 personas (45 mil 630 hombres y 35 mil 930 mujeres) fueron diagnosticadas con linfoma no Hodgkin. Esto incluye tanto adultos como niñez.

Y aproximadamente 20 mil 720 personas (12 mil 170 hombres y 8 mil 550 mujeres) morirán debido a este cáncer.

La mayor esperanza de tratamiento para estas enfermedades es el trasplante de células progenitoras hematopoyéticas, que se extraen de la médula ósea, sangre periférica o de cordón umbilical.

Brenda Acosta Maldonado, hematóloga del Instituto Nacional de Cancerología (INCan), explica que siempre hay células que se están produciendo y eliminando en el cuerpo, pero cuando éstas se eliminan de más es cuando hay enfermedades hematológicas porque empieza a bajar la hemoglobina y las plaquetas.

“Las células madres son células especializadas. Tienen tres características: se puede hacer una copia exactamente igual de una sola, con todas sus propiedades (autorrenovación), luego esa sola célula va a todas las líneas de la sangre y se reproduce muchas veces.

“Es por esto que los tratamientos de células madres son tan importantes, una sola célula nos puede ayudar a hacer muchas células de la sangre”, dice.

¿QUÉ ES UNA TERAPIA CELULAR?
De acuerdo con Acosta Maldonado, la terapia celular es un procedimiento que reemplaza la medula ósea dañada, destruida o enferma por células madres o células progenitoras sanas que repoblarán otra vez la médula ósea con células buenas y volverán a reconstruir el sistema inmunológico.

“Para que funcione se utilizan dosis altas de quimioterapia, esto es para poder matar toda la médula ósea y con ella todas las células enfermas que pueden seguir escondidas. Las células madres dan un rescate para que se vuelva a regenerar el sistema inmunológico, si no ponemos células nuevas no se recupera la sangre y no hay forma de que haya vida”.

Acosta Maldonado menciona que el trasplante se utiliza más en las neoplasias o en los cánceres hematológicos con el objetivo de curar la enfermedad.

“Es el único tratamiento que tiene un potencial de curar las enfermedades malignas de la médula ósea, a veces no lo podemos hacer porque lamentablemente hay enfermedades que son muy agresivas, que tienen muchas alteraciones genéticas que no nos permiten hacer esto.

“Pero cuando no se puede, lo que sí se hace es que se mejora el control de la enfermedad.

Ya hay muchos estudios en los que se han comparado quimioterapia y trasplante, y se ha visto que siempre que va acompañado de un trasplante la supervivencia del paciente es mucho más larga, el tiempo que dura sin que la enfermedad vuelva es más larga y da una mejor calidad de vida”.

Los pacientes que son candidatos a este tratamiento son quienes tienen enfermedades malignas hematológicas, leucemias, síndrome mielodisplásico o linfomas. Enfermedades como la esclerosis múltiple o que están relacionadas con problemas reumatológicos siguen en proceso de estudio.

DOS TIPOS DE TRASPLANTES
Brenda Acosta Maldonado, hematóloga del Instituto Nacional de Cancerología (INCan) explica que existen dos tipos de trasplante: autólogo y alogénico.

Y cada trasplante depende del área en el que se extraen las células madres.

“El trasplante autólogo es cuando las células madres provienen del mismo paciente, para esto al paciente se le tuvo que dar quimioterapia y la enfermedad debe estar controlada. Se dan ciertos medicamentos, se sacan células y se guardan. Este trasplante es el más sencillo, el más económico, el que tiene menos riesgos y tiene muy buenos resultados”, dice la especialista.

“El trasplante alogénico es un trasplante más complicado, para éste necesitamos un donador sano, porque las enfermedades son tan agresivas que no podemos utilizar las mismas células del paciente, porque la enfermedad va a volver. Necesitamos células que estén sanas, pero que también sean compatibles genéticamente con el paciente”.

El trasplante autólogo sirve para el linfoma Hodgkin, linfoma no Hodgkin y mieloma múltiple, y el alogénico para enfermedades más agresivas como la leucemia linfoblástica aguda, leucemia aguda mieloblástica, anemia aplásica, síndrome mielodisplásico y aquellos linfomas que son muy agresivos.

Cada año en México se presentan entre 5 y 6 mil casos nuevos al año de cáncer en menores de 18 años según cifras del 2019 de la Secretaría de Salud

 

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