Vida

Sobre El impala rojo, de Antonio León

viernes, 10 de septiembre de 2021 · 00:14

Leopoldo Orozco

Apenas había egresado de la carrera cuando supe de la poesía de Antonio León. Solo había escuchado su nombre en boca de unos amigos: ellos formaban un grupo heterogéneo que yo solo podría definir como fronterizos malditos. Escribían una poesía descarnada, violenta. Siempre que podía, cuando me era posible volver al puerto en las demasiado breves vacaciones, asistía a sus reuniones en cafés y bares de la ciudad. Había performance, fragmentos de cuentos leídos desde una libreta más tachada que escrita, poemas que me hacían levantarme de la silla o bufar de la emoción. Con ellos leí algunos de mis horrendos poemas adolescentes por primera vez. Me impresionaba que un grupo tan creativo y contestatario hubiera salido de los mismos lugares que yo, que frecuentaran los mismos sitios, que hubieran tenido a la mano las mismas bibliotecas. Un día, antes de despedirnos después de una lectura, descubrí qué nos hacía diferentes: me dijeron que Antonio León les había enseñado todo.

Lo conocí algunos años después, en un bar ilustre y escondido que podría considerarse el Cabaret Voltaire de nuestro rancho. Me regaló El impala rojo, poema de largo aliento con el que ganó el Estatal de Literatura en 2016. Recuerdo haberlo leído con emoción febril esa misma noche: era lo mismo que yo había visto toda mi vida y que nunca supe poner en palabras. El ímpetu con el que el automóvil protagonista cruza la escénica era el mismo con el que yo quise escapar de los confines estrechos de mi mundo: esa huída brusca que deja manchones de mar en los ojos para todo aquél que la emprende. Todo estaba ahí. De golpe, pude ver la dicción poética que había sembrado en mis amigos, y a la vez en mí: la ironía violenta con la que toma las cosas que duelen entre los dedos; el trabajo que cuesta tomarse en serio la literatura en un lugar que no parece estar hecho para ello. El impala rojo me dio la esperanza que necesitaba para seguir escribiendo.

Más que una reseña, un agradecimiento extemporáneo.


 

 

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