LO QUE TE CUENTA LA DAMA

Mamá

miércoles, 11 de mayo de 2022 · 00:00

Johana Ochoa
jochoa@elvigia.net | Ensenada, B. C.

El 10 de mayo es un día muy celebrado en todo México, pero para algunas es agridulce. Por un lado la alegría de ser la mamá de unos niños y del otro, no tener a mamá físicamente porque ella se fue al cielo. Y disculpen mi forma de decir que mi mamá esta entre las nubes, vive cerca de la luna y el sol, si falleció, pero esto lo hace menos doloroso; además de desde nuestras creencias siempre nos inclinamos hacía la fe y lo que creemos o queremos creer.
Mi osadía en el Día de las Madres: Yo empecé a festejarme desde 2016, embarazada de mi primer hijo; al año, con mi bebé en brazos, fue comida sencilla en familia. En 2018, de nuevo embarazada, comida en casa; lo mismo en 2019. 
Pero en 2020 mi mundo se detuvo, uno de los pilares de mi vida se fue físicamente. Fue al siguiente Domingo de Ramos cuando mi mamá, estando en mi cocina y yo sentada en el comedor a punto de iniciar junta, me dijo “lavaré un sartén para hacerle desayuno a Luis”. Mi bebé tenia un año y medio, estaba en su silla de comer junto a mí. Enseguida solo recuerdo un ruido fuerte cuando ella cayó de espaldas; todavía me asusto porque fue un sonido muy fuerte el de su cabecita contra el piso; enseguida corrí y la puse en mis brazos -créanme que parecía una película de terror-, la miré a los ojos y pude ver cómo se iba extinguiendo su vida, temblaba, era un infarto. Recuerdo que le alcancé a decirle cuánto la amaba, sé que ella me escuchó y se apagó para siempre. 
Fue todo un caos: moverla, salir a pedir ayuda, llamar a la ambulancia, llamar a mis cinco hermanos, y escuchar cómo se quebraban al otro lado del teléfono. Dos días después mi mami ya era cenizas en una urna, en su casa.
Me entró una ansiedad y paranoia muy fea por tres semanas seguidas. No podía comer porque sentía mucho miedo; tiempo después descubrí que lo que me pasaba es que no quería morirme y dejar solos a mis hijos. Porque al final, nadie ama a sus hijos como mamá, porque yo perdí a mi mamá y tenía terror que mis hijos sintieran lo que mi corazón sufría. 
Fue muy amargo y lo tenía que vivir, así que si estas en la misma situación, y pasaste el primer 10 de mayo sin mamá, se vale llorar, no estar en redes sociales, estar tranquil@ con el dolor. Aprendes a vivir con ese dolorcito, poco a poco hablas del tema, sabes que nada será igual y atesoras sus recuerdos, su voz en tu mente y corazón. 
Para 2021, al amanecer de esa fecha, mi mente atesoró la imagen de mi mamá, su sonrisa, su vida, y en silencio agradecí por haberla conocido, lloré por que deseo hablar con ella una vez más, tocar su mano, contarle todo lo que ha pasado, y veo a mis hijos, y se que ella ya no estará. Entonces decidí tomarme una foto con mis hijos, para verlas cada año, cómo cambiamos, cómo somos felices, y cómo el amor es lo que nos mueve, cuida y fortalece en familia.
Yo ya no tengo a mi mamá, pero tu tienes a la tuya. Llámale por teléfono todas las veces que quieras, es mejor escucharla decirte que cómo das lata; yo lo hacía y ahora sé que no me quedé con ganas de hablar con ella hasta para lo más burdo (como chismes de farándula y demás). Disfruta comer junto a ella, saborea lo que ella guisa y es único para ti. Desde que ella se fue yo extraño su picadillo, porque usaba plátano macho, pasitas, y era en caldo; nadie sabe cómo hacerlo y que le quede igual. 
Esta columna es agridulce. La escribí con unas lagrimitas, con el corazón acelerado, porque este es el segundo día que más temo en el año, porque es imposible volver a vivirlo como lo hacíamos antes, con mamá. 
Confío en que el tiempo me seguirá sanando, pero la fortaleza ante mis hijos lo hace más llevadero. Por cierto, ya quiero que crezcan mis hijos para pedirles mi regalo, que cada quién le pida a su papá para comprarlo, o en el mejor de los casos, que ahorren y me den mi regalito, porque me lo merezco, no solo los tuve, también los crío y los aguanto. 
Cuídense mucho, cuiden a los suyos y a todas las mujeres, hoy por mi mañana por ti. Amen mucho. 

¡Besos con labios rojos!
 

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