Vida

Lujo embotellado

Desembolsar miles de dólares, apuntarse a una lista de espera, contactar a un bróker, pujar en una subasta... no hablamos de una casa o un auto, sino de ¡vinos de culto!
jueves, 19 de enero de 2023 · 00:00

AGENCIA REFORMA
Ciudad de México

Los llaman “de culto”, son vinos de gran fama a precios exorbitantes. Y para entender su génesis hay que remontarse a la próspera California, de los 90, más específicamente al Valle de Napa y su emblemática Cabernet Sauvignon. 
Producciones limitadas, elaboradas por eminencias en enología, principalmente mujeres, definieron la primera etapa de esta categoría.
Jancis Robinson, autora especializada en vinos, detalla que el culto nació cuando coleccionistas e inversionistas comenzaron a pagar por aquellas exclusivas etiquetas californianas sumas que superaban las de cualquier Grand Cru francés. 
No existe organismo ni certificación que los defina, sin embargo, Adam Teeter y Zach Geballe, de Vinepair, defienden que un vino considerado “de culto”, debe cumplir al menos un par de los siguientes factores: ser valuado en un precio estratosférico, ser escaso -al menos en la percepción de los compradores- y poseer un factor de misticismo y prestigio en torno a la bodega o al enólogo. 
“Estos vinos se ofrecían a una clientela restringida y cotizaban a niveles nunca vistos. Sus precios fueron forzados a niveles estratosféricos en acaloradas subastas: las botellas cambiaron de manos por cientos, incluso miles de dólares. Estos vinos no se consideran alimentos, ni complementos, sino joyas o trofeos”, detalla Thomas Pinney en “A history of Wine in America”.
Aunque la fervorosa veneración inició con los californianos, pronto otras bodegas pusieron en práctica uno de los principios más básicos de la ley de oferta y demanda. Ahí están Domaine de la Romanée-Conti, en Borgoña, o Grange, en Australia, con suficientes devotos y producciones limitadas para calificar como íconos de culto.
De acuerdo con datos de Cult Wine, esta categoría es altamente redituable: el italiano Emidio Pepe Montepulciano d’Abruzzo obtuvo un retorno de inversión de 78 por ciento durante tres años, mientras que el francés Chateau Rayas, de Chateauneuf du Pape, aumentó 198 por ciento durante el mismo período.
“Si bien los elevados precios suelen mantener el número de posibles compradores en un nivel manejable, el mayor problema no es pagarlos, sino simplemente encontrar una botella a la venta.
“Screaming Eagle, por ejemplo, vende toda su producción a un grupo selecto; sin importar cuánto dinero tenga en sus bolsillos, nadie más puede comprar, lo que implica que sean también considerados un valor de inversión”, detalla Geralyn Brostrom en “The Business of Wine: An Encyclopedia”.
Análisis de datos en tiempo real y blockchains rigen hoy este mundillo de culto al vino y empresas como la británica CultX, con un portafolio valuado en más de 200 millones de libras esterlinas, lo saben. 
 
VINOS ¿PIRATAS?
Como sucede con otros bienes de lujo, para algunos resulta irresistible la tentación de colar gato por liebre. Uno de los casos más sonados, cuya historia llegó incluso a la oferta en streaming es el de Rudy Kurniawan 
Rudy ganó fama por su memoria fotográfica y capacidad de cata, luego aparecería en los tabloides como uno de los falsificadores más famosos de los últimos años. 
En 2006, Decanter se refirió al indonesio como el conocedor con la mejor cava del mundo. Seis años después, Kurniawan fue arrestado por defraudar a siete acaudalados compradores, las estafas superaban los 30 millones de dólares. 
El hombre recibió una condena de 10 años por falsificar y vender botellas que rellenaba y etiquetaba en su cocina haciéndolas pasar por exclusivas y raras cosechas de prestigiosas firmas. Su especial afición por los los vinos de la Domaine de la Romanée-Conti le valió el apodo de Dr. Conti.
 
 
OBSESIÓN ENÓFILA
Cinco vinos de culto y su breve historia:
 
Screaming Eagle
Región: Oakville, California 
Uvas: Cabernet Sauvignon
El emblema californiano tomó vuelo de la mano de dos mujeres visionarias: Jean Phillips, fundadora de la propiedad y Heidi Patterson, enóloga responsable de la primera cosecha (1992). 
Cuando Phillips compró el viñedo, en 1986, había una hectárea con unas 80 vides de Cabernet Sauvignon; la asesoría de Robert Mondavi le haría ver el potencial de esta cepa. 
El surgimiento de Screaming Eagle, en 1995, fue aplaudido por Robert Parker, uno de los críticos más influyentes, quien calificó aquella primera añada con 99 puntos y algunas posteriores con 100, describiéndolo como el vino perfecto. 
Fue, desde su lanzamiento, el vino más costoso de California; alcanzó entonces los 125 dólares por botella. 
Hoy la firma está en manos del millonario Stan Kroenke y una botella magnum (1500 ml) de la cosecha 2018 -calificada con 100 puntos- puede conseguirse en Cult Wine por 12 mil 650 dólares (246 mil 262 pesos).

Sine Qua Non
Región: Ventura y Santa Bárbara, California 
Uvas: Syrah, Grenache
Cuatro barricas y media de Syrah elaboradas por el enólogo austriaco Manfred Krankl, en 1994, fueron el inicio de esta leyenda.
Con una etiqueta de diseño propio, bajo el nombre de Queen of Spades, Manfred envió una botella al crítico Robert Parker, quien otorgó 95 puntos a la primicia.
Las uvas para sus ediciones únicas -la bodega presenta cada año etiquetas diferentes varias de las cuales ostentan un 100 de calificación- provienen de cuatro viñedos, cada uno con suelo y microclima diferente. En su apuesta por emular al Ródano, Syrah y Grenache son las variedades principales.
Únicamente quienes están en la lista de la bodega pueden comprar sus botellas, la espera aproximada para unirse a ese privilegiado grupo, con poco menos de mil 500 miembros, es de seis años.
Los nuevos lanzamientos alcanzan hasta mil dólares por botella, pero cuando se trata de ediciones vintage, la valuación es mucho más alta, en Cult Wine se ofrece una primera cosecha de The Bride White Blend (1995) por 23 mil 450 dólares (456 mil 898 pesos)

Opus One 
Región: Oakville, California  
Uvas: Cabernet Sauvignon, Merlot, Cabernet Franc, Petit Verdot y Malbec
Una colaboración entre dos titanes del vino: Philippe de Rothschild, de Château Mouton Rothschild, y Robert Mondavi. 
El furor se apoderó del mercado mucho antes del lanzamiento, la sola idea de tener a un gurú de Burdeos junto a uno del Valle de Napa generó grandes expectativas
Opus One se elaboró por primera vez en 1979 y liberado a un mercado deseoso hasta 1984. Con nada más que una promesa de venta, una sola caja alcanzó los 24 mil dólares en la primera subasta de vinos del Valle de Napa, en 1981.
Elaborado a partir de una mezcla bordalesa, fue el primer vino premium californiano vendido en Europa y una de las etiquetas más costosas de Napa.
En Vins & Millesimes se oferta una primera añada, con la etiqueta ligeramente maltratada por mil 920 euros (39 mil 923 pesos), mientras que en Wine State Brokers se ofrece una vertical con 40 etiquetas de (1979 a 2018) por 39 mil 950 dólares (778 mil 500 pesos).
 
Romanée Conti
Región: Côte de Beaune y Côte de Nuits, Borgoña
Uva: Pinot Noir 
Los orígenes de este vino místico se remontan a la Edad Media. Cambió su nombre de Cros des Cloux a Romanée en 1651.
La marquesa de Pompadour y Louis-François de Bourbon protagonizaron una batalla de ofertas por los terruños de la bodega en 1760, finalmente el príncipe de Conti se impuso. 
Louis-François de Bourbon tenía fama de celebrar suntuosas fiestas, pero reservaba las más preciadas etiquetas para su consumo, negándose incluso a compartirlas con su círculo más cercano.
De las ocho etiquetas producidas por Domaine de la Romanée-Conti, en una pequeña denominación en medio de la Côte d’Or, ésta es la más costosa y la favorita de los falsificadores alrededor del mundo. 
Dado que sus etiquetas tienen fama de extraordinario envejecimiento, el vino se comercializa como una acción y ninguno de sus compradores tiene el privilegio de probarlo previamente.
En 2018, la casa de subastas Sotheby’s colocó en Nueva York una botella de la añada 1945 a un histórico precio de 558 mil dólares (10 millones 877 mil 752 pesos).
 
Ornellaia
Región: Bolgheri, Toscana
Uva: Merlot 
Tenuta dell’ Ornellaia fue fundada por Lodovico Antinori, quien se inició como enólogo en California, para luego volver a su tierra natal en 1981 y volverse una leyenda.
Bajo influencia de su tío, el marqués Mario Incisa della Rocchetta -considerado el padre de los súper toscanos-, Lodovico comenzó a elaborar vinos reemplazando variedades autóctonas por cepas típicas de Burdeos. 
Cultivó Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Franc y lanzó la primera cosecha de su vino insignia, en 1985. Tres años más tarde, Decanter galardonaría a Ornellaia como “Vino del año”.
En 1999, Robert Mondavi se convirtió en accionista minoritario, pero a deseo de Antinori pronto se hizo cargo de la propiedad en su totalidad. Frescobaldi, una de las principales familias en los vinos toscanos, se asociaría con Mondavi en 2002; tres años más tarde asumiría el control absoluto de la finca. Hoy el afamado enólogo bordelés Michel Rolland asesora la producción. 
Desde 2006, la bodega realiza la Vendemmia d’Artista: inspirado en una palabra elegida por el enólogo sobre el carácter de la nueva añada, un artista contemporáneo plasma su obra en una edición limitada que se somete a subasta. 
La última recaudó más de 300 mil dólares (5 millones 848 mil 926).
 

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