Incoherencia fuera de sus fronteras

La rondas de negociación del Tratado de Libre Comercio generan una percepción de gran incertidumbre para sociedad mexicana, ante este clima de duda, potenciado por la políticas proteccionistas de Donald Trump, el primer ministro canadiense decidió realizar su primera visita al territorio mexicano; con el fin de llegar a un acuerdo para orientar las negociaciones hacia un mismo objetivo.

Uno de los puntos más relevantes que abordó primer ministro, Trudeau respecto al TLCAN, es el tema de las condiciones laborales en México. De acuerdo con el primer ministro, los salarios bajos que reciben los trabajadores mexicanos no sólo afectan calidad de vida, sino que también son un impedimento para una libre competencia entre las economías que conforman este tratado. Los salarios bajos y el ahorro que éstos representan para las empresas han provocado una fuga de capitales e inversiones hacia nuestro territorio, afectando a las economías canadienses y estadounidenses. Es por ello que la modernización del TLCAN requiere un aumento en los salarios mexicanos para poder mantener un equilibrado nivel de competencia económica.

Por el otro lado, al mismo tiempo que el primer ministro, Trudeau pedía mejores condiciones laborales para los trabajadores mexicanos, una serie de organizaciones se preparaban para cuestionar la graves violaciones a los derechos humanos que habían realizado las poderosas mineras canadienses en el territorio mexicano.

En los últimos años, Canadá ha ostentado la bandera de un país progresista, multicultural, con un profundo respeto por el medio ambiente y los derechos humanos de sus habitantes, sin embargo, fuera de su territorio, los intereses económicos rompen con este estigma y el mejor ejemplo de este fenómeno se observa en el papel de sus compañías mineras en América Latina.

México es un país con una amplia riqueza mineral, ocupa los primeros lugares globales en la producción de plata, bismuto, plomo, oro y cobre. Estas condiciones geopolíticas han provocado que la inversión extranjera en el sector minero mexicano haya aumentado en los últimos años. Entre el 50% y el 70% de la minería de México es realizada por compañías canadienses y de acuerdo con diversos colectivos y organizaciones nacionales e internacionales, estas empresas han provocado graves daños al medio ambiente, el desplazamiento forzado de comunidades enteras y han atacado, especialmente, a una gran cantidad de pueblos indígenas. Se han reportado fuertes abusos por parte de estas compañías y dichos reportajes ya se han presentado en escenarios multilaterales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Organización de las Naciones Unidas; no obstante, la respuesta del gobierno canadiense no ha sido contundente ni eficiente para penalizar su funcionamiento. Para poder comprender la falta de respuesta por parte del Canadá, basta con saber que las contribuciones anuales de la industria minera representan el 3.5% de su PIB y que el 66% de sus actividades se realizan en territorios extranjeros.

Ante la renegociación del TLCAN la estrategia mexicana debe ser contundente para mantener términos que favorezcan a las tres economías y es relevante que como parte de su modernización, se acuerden mejorar las condiciones laborales de los mexicanos. No obstante, en el discurso diplomático mexicano se debe reiterar que la contraparte canadiense sea coherente con sus peticiones y responda firmemente a las acciones de sus compañías en nuestros territorio.

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