Impunidad rampante

México enfrenta una impunidad rampante, la violencia de la delincuencia organizada, corrupción de funcionarios de gobierno y abusos contra los derechos humanos, advierte la organización Freedom House.

En el informe “Libertad en el mundo 2018: Democracia en Crisis”, la organización con sede en Washington, asegura que el país enfrenta severos déficits en materia de estado de derecho, que limitan las libertades civiles de los ciudadanos.

Hace referencia a los escándalos de corrupción protagonizados por funcionarios de alto rango del PRI y el estancamiento en la puesta en marcha del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción.

Refiere que, a pesar de que el gobierno de Enrique Peña Nieto arrancó con el impulso de las reformas, a partir de 2014 la narrativa de progreso de la administración federal se vio socavada por los escándalos de corrupción y los abusos en materia de derechos humanos.

Detalla que los problemas de incrementaron a partir de 2017, cuando se registró un aumento en las tasas de homicidios, ataques contra periodistas y crecientes dudas sobre la voluntad del gobierno para enfrentar los escándalos de corrupción que involucran a funcionarios emanados del partido en el poder.

La organización defensora de derechos humanos, con presencia en por lo menos 12 países, también alerta en el reporte sobre la aprobación de la Ley de Seguridad Interior que, aun cuando tenía el objetivo de regular las labores de las fuerzas armadas frente al crimen, fue criticada por observadores nacionales e internacionales.

Incluso, junto a Siria, México fue el país más mortífero en el mundo para el periodismo durante 2017, según el balance anual hecho por la organización internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF).

“En este país, donde imperan los cárteles del narcotráfico, los periodistas que abordan temas como el crimen organizado o la corrupción de los políticos, sufren casi de manera sistemática amenazas, agresiones y pueden ser ejecutados a sangre fría”, advirtió el informe.

México destaca porque todos los homicidios fueron intencionales, es decir, los periodistas no fueron víctimas colaterales de un conflicto armado o guerra.

En contraste, los comunicadores muertos en Siria fueron víctimas de francotiradores, lanzamiento de misiles, explosión de bombas artesanales o de ataques suicidas, de acuerdo con el informe.