“Las apariencias engañan”

“Ayer probé este vino y me parece un vinazo” decía una foto que alguien subió a uno de los muchos grupos de vino a los que pertenezco en redes sociales y que leo por cuestiones de trabajo. No tardaron en lloverle decenas de comentarios diciendo cosas como: “Es horrible”, “A eso no se le puede llamar vino”, “Pésimo”, etc. No pude más que sentir pena por esta persona que seguramente su única intención era compartir su muy personal gusto y el resultado fue recibir mensajes hasta ofensivos de lo que sugería. Por cuestiones de ética no mencionaré ni el nombre ni la vinícola que elabora el vino. Yo ya había tenido la oportunidad de probarlo y no me gustó en lo más mínimo. Pero por respeto a la industria y a todo el trabajo de muchas personas que sé que intervienen en los procesos para poder tener una etiqueta a la venta, siempre he preferido en medida de lo posible, no hacer comentarios que no lleven algo de positivo en ellos. Porque para mucha gente lo más fácil es destruir o ensañarse con algo que no es propio o de su gusto, y estoy convencida que aunque cueste más trabajo, siempre será mejor construir.

También me ha tocado ver algún vino que para mí sí es bueno o de mis preferidos, ser atacado por malo o caro. Y aunque muchos de ellos los conozco desde antes de “nacer” o desde “chiquitos” y mi primer reacción es salir como leona en defensa de sus cachorros, prefiero calmarme para poder comentar de manera objetiva y no personal.

Ver como se alaba o se destroza un vino, nunca nos podrá generar una opinión objetiva y propia. Como siempre les digo, dense la oportunidad de crear un juicio personal. Si está dentro de sus posibilidades probar muchos vinos, es muy recomendable llevar una bitácora de los vinos que probamos. Porque un vino que nos pareció un “vinazo” hace tiempo, hoy nos puede parecer malo, o viceversa. Y el único gusto que realmente importa es el propio, ya que nunca podremos juzgar por la apariencia de un vino en un anaquel o por lo que hayamos oído o leído, si no lo probamos.

Todos los días y en cualquier aspecto de nuestras vidas, las apariencias nos pueden engañar. Estamos a un par de semanas de que inicie una de las temporadas que más me gustan en La Capital del Vino de México, Las Fiestas de la Vendimia. Tres semanas llenas de festejos, eventos y celebraciones que las diferentes vinícolas realizan y por lo mismo no se puede asistir a todas, y aunque yo pensaba que ya habían terminado las elecciones, otra vez estoy en medio de una toma de decisiones. ¿A cuál voy y a cuál no? Un evento que desde la primera vez que fui se convirtió en uno de mis favoritos y trato cada año de regresar es “El Concierto del Crepúsculo” de Monte Xanic. Un evento impecablemente organizado, con pan, quesos, atardecer y vino en medio del viñedo. Comentaba con un amigo el otro día, que este año no me llamaba particularmente mucho la atención, porque me parecía que Ara Malikian, el violinista que se va a presentar no iba con mi estilo. Una vez más las apariencias engañándome. Mi amigo me mandó unos videos de presentaciones recientes y después de verlos y descubrir a un espectacular y talentosísimo músico estoy ansiosa de que llegue el día para verlo y escucharlo dentro de un escenario esplendoroso y que seguramente será memorable. Por cierto, ProyectoVino tiene unos paquetes por pareja a precios de preventa hasta el 15 de julio con transportación incluida para que disfruten y no manejen. ¡No se lo pierdan y nos vemos ahí! Aquí les dejo los datos

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