ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

La Jolla

Por Arqlgo. Rubén F. García Lozano*
jueves, 19 de julio de 2018 · 00:00

Para los no especialistas en historia o arqueología es usual preguntarse sobre qué cultura o culturas habitaron la región o lugar donde viven, incluso a los expertos no siempre les es fácil responder a esta pregunta.

Las fuentes etnohistóricas (relatos de misioneros, funcionarios reales, soldados y conquistadores) de los años -y siglos- inmediatos a la conquista y exploración del actual territorio nacional junto con información recogida por viajeros, etnólogos y antropólogos a lo largo del siglo pasado han ayudado a arqueólogos e historiadores a vincular las evidencias materiales de las sociedades desaparecidas con grupos étnicos conocidos; esta relación entre cultura arqueológica y etnia o grupo social se ha establecido en varias regiones del país y suele ser más precisa con los restos materiales de las sociedades que precedieron y vivieron la invasión europea.

En el norte de Baja California, inserto en la extensa región conocida como Aridoamérica, misioneros y exploradores de los siglos XVII y XVIII así como etnógrafos y antropólogos del siglo pasado dieron cuenta de los diversos grupos que poblaban y pueblan hoy la región; gente de habla cucapá, kumiai, paipai y kiliwa integran un grupo lingüístico conocido como yumano; las evidencias arqueológicas, apoyadas en estudios y antropológicos, muestran que este grupo habitó al menos desde hace 1500 años la región, y es al que le pertenecen muchos de los restos materiales que los arqueólogos solemos encontrar en los estratos superficiales de los antiguos campamentos habitacionales, pero… ¿y quienes estuvieron antes?

En la medida que retrocedemos en el tiempo se vuelve aún más difícil definir étnicamente a las sociedades que habitaron determinado espacio, quedando únicamente sus restos materiales cuya clasificación y estudio da lugar a lo que los arqueólogos llamamos cultura arqueológica. Los conjuntos de artefactos cuyos elementos muestran determinados patrones o estándares de manufactura, materia prima, forma y uso (básicamente los utensilios de uso cotidiano y ceremonial), junto con los patrones funerarios, el uso del espacio y paisaje, tipo de viviendas, incluyendo los desechos de su alimentación entre otros elementos conforman la cultura arqueológica; de esta forma ha sido posible definir a muchas culturas desaparecidas alrededor del mundo incluida la costa noroeste de Baja California.

El arqueólogo Malcom J. Rogers, neoyorquino de nacimiento y californiano por adopción, definió en 1945 los elementos generales de una cultura arqueológica anterior a los yumanos que ubicó espacialmente a lo largo de las costas del sur de California y el Pacífico norte de Baja California y que se conforma por numerosos sitios concheros costeros cuyos habitantes tenían una economía basada en la colecta de semillas y mariscos, con un conjunto simple de herramientas que incluye metates de lajas, manos de molienda, esquirlas de piedra y tajadores, otro elemento importante es que estas gentes enterraban a sus muertos en los concheros con uno o dos metates invertidos sobre ellos. Con el correr de los años, nuevas investigaciones han robustecido el conocimiento sobre estos antiguos habitantes costeros de esta región de las Californias, se han agregado otros artefactos a su utillaje como raspadores, ornamentos en piedra, concha y hueso, puntas de proyectil de formas diversas, yunques entre otros, también hoy sabemos que su antigüedad se extiende hasta por lo menos ocho mil años. A esta antigua y extendida cultura los arqueólogos de hoy -mexicanos y estadounidenses- seguimos nombrándola como Rogers decidió hacerlo en alusión a la localidad sandieguina donde centró sus estudios: La Jolla.

* Inv. Inah-BC.
ce_tenochtli@hotmail.com

...

Comentarios