Adiós remordimiento, cumple tus antojos

lunes, 14 de abril de 2014 · 23:34
Hay una notable persecución sobre los alimentos que nos permiten deleitarnos con su sabor, aroma e incluso consistencia y pareciera que quien se consiente y procura este tipo de antojos, tenga que vivir el triste calvario de la crítica. Si bien es cierto que a Elvis Presley no lo llevó por el buen camino de la salud abusar del famoso Sandwich Elvis, preparado con plátano, tocino y mantequilla de cacahuete, también lo es que algunas celebridades sí han sabido hacerlo como es el caso de Penélope Cruz, quien parece ser una auténtica fanática de los chocolates.
Adriana Ortemberg, autora del libro La cocina de la felicidad, de Editorial Urano, explica que saborear un platillo o la golosina predilecta parecería ser, además de irresistible, también una oportunidad para que estemos totalmente entregadas al disfrute, por lo que debemos de librarnos del sufrimiento al momento de paladear algún alimento de nuestra predilección.
"El hecho de comer algo de nuestro agrado, nos brinda placer debido a varias razones como es  la respuesta fisiológica  de sentirse saciado, además de poder experimentar un momento de alegría”, explica la experta y agrega: "Hay vínculos entre lo que comemos y el aspecto emocional. Por ejemplo, de muy pequeños, la alimentación también representaba contacto con la madre, lo cual nos brindaba seguridad y confort, por lo que también podemos disfrutar de la memoria olfativa y la ligada al paladar, cuando probamos cierto platillo”.

¿Por qué sufrimos?
No todos tenemos el autocontrol tan ejercitado como para saber limitarnos ante una bolsa de dulces, cacahuates o un exquisito pedazo de pastel, por lo que después de comer aquello que nos encanta como sólo lo hace el monstruo Come-Galletas, es decir con la velocidad de un campeón olímpico, podemos padecer un remordimiento mucho más grande que la bolsa que acabamos de  vaciar.
Adriana Ortemberg expone que es importante reflexionar, si este es nuestro caso, sobre las razones por las que  hacemos esto y detectar si hay alguna situación emocional que necesitemos  darle cause y que el alimento no sea el consuelo. Asimismo, recomienda evitar a toda costa del abuso y buscar que la porción y frecuencia sean adecuadas en referencia a nuestra edad, ingesta calórica recomendada, estado de salud, así como a la actividad física que tengamos y de este modo, cuando vayamos a sucumbir frente a un trozo de chocolate amargo o de queso, hagamos de ese instante un momento  lleno de placer y sin sufrimiento.
Para finalizar, Adriana Ortemberg sugiere re-educarnos en lo que comemos para no sacrificar la salud, y buscar un estilo de vida que nos permita disfrutar de algo tan vital y placentero como es la comida, en vez de padecer el terrible calvario de abstenernos de ella.

Colaboración de Fundación Teletón México
bojorge@teleton.org.mx
Por Ángel Celeste*

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