COLUMNA INVITADA: Manejo participativo y sostenibilidad pesquera

 

 

Mencionábamos en nuestra última participación que el manejo eficiente de los recursos base de las diferentes pesquerías ribereñas debe transitar por la vía del comportamiento productivo de los productores. 

Este conforma, junto con el contexto social inmediato,-colectividades,- las estrategias de pesca sobre un cierto recurso en el marco de su dinámica natural y estimaciones previas.

Es decir, sostenemos que dada la estimación inicial del recurso, las variables de contexto económico-social y cultural- en el cual se desarrolla su pesquería son determinantes en la formulación de las estrategias de los productores.

Argumentamos que el manejo de la pesquería, como un proceso productivo, incorpora en un contexto de intereses e incentivos económico- sociales, las especificidades de manejo técnico-regulatorio del recurso base. Su utilidad es indiscutible, sin embargo los valores, intereses, expectativas y lo más esencial, la experiencia y conocimiento de los productores son, en cambio, imprescindibles para un manejo eficiente de estos recursos.

Tal sistema de manejo, desarrollable entre escenarios de comanejo y manejo comunitario, sostenemos que propiciaría estrategias de usufructo precautorias, dinámicas, ajustables, de acuerdo a la experiencia, conocimiento y observación cotidiana  de los productores, insertas en el largo plazo de sus intereses colectivos.  

Es decir, el manejo participativo es congruente con el principio de  sostenibilidad, en tanto alinea sus estrategias con los atributos de manejo requeridos. Lo anterior es especialmente claro en las pesquerías de los recursos ribereños. Su fuerte variabilidad, débil predictibilidad,  presión social creciente, accesibilidad a su usufructo y su relevancia a las economías costeras, los hace especialmente vulnerables y responsivos a las estrategias de pesca.

Por tanto, el manejo de esas pesquerías trasciende los aspectos técnico-regulatorios, para integrar en él, necesariamente, las variables socio-económicas definitorias del comportamiento productivo de los productores, y por ende, del mejor destino de los inventarios de los diversos recursos base. 

La omisión de ellas, o bien la imposición directa y excluyente de políticas, regulaciones, o acciones específicas, constituye una vía de gobernanza inmediatista y fácil, aunque siempre ineficiente, subóptimo, e inestable. En cambio la negociación informada y el acuerdo participativo entre los participantes conducen, aunque con mayor dificultad, a las condiciones opuestas, equidad, optimalidad, y estabilidad de largo plazo en el sistema productivo.

Finalmente, reiteramos que el manejo reductivista e inadecuado del recurso natural, invariablemente lleva a su agotamiento y a la conflictividad social. Este, como muchos otros temas de nuestra vida pública necesita de instrumentos de gobernanza robustos para el control y balance en la toma de decisiones, tal que propicien equidad, estabilidad, y desarrollo.