¡Santa Salud!

lunes, 14 de abril de 2014 · 23:36
México, D.F. - ¿Cómo sabes cuando Felipe Calderón está borracho? Porque está respirando.
Debo confesarles algo: alguna vez fui a Alcohólicos Anónimos. Pero no, no tenían ningún guardadito y mejor me fui al Oxxo.
Mi mujer se enoja cuando me ve bebiendo y yo le digo: "Mi, amor, no te preocupes, nomás cierra los ojos”. Cada vez que se queja porque estoy borracho, le explico que es algo que está más allá de mí, pues en realidad se trata de una cuestión religiosa: "Así me hizo Dios y ni modo de llevarle la contraria”. 
De hecho, hace poco mi mujer me convenció de ir nuevamente a Alcohólicos Anónimos. Le hice caso y cuando llegué, todos me saludaron: "Hola, Dan T.”. En ese momento entendí que lo mío es ser un borracho conocido.
Pero así como yo no me escondo ni obligo a nadie a beber, no entiendo por qué algunos gobernantes pretenden imponernos sus creencias religiosas. Ahí está el caso de Miguel Mancera que decidió aplicar la Ley Seca en 8 de las 16 delegaciones del DF.
En Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Cuajimalpa, Gustavo A. Madero, Iztapalapa, Miguel Hidalgo, Tláhuac y Xochimilco estará prohibida la venta de alcohol desde el jueves y hasta el domingo. ¿Por qué? Pues porque Mancera cree que los capitalinos son imbéciles. Al prohibirle a tooodos que compren bebidas alcohólicas, les está diciendo que no confía en ellos, pues cree que tooodos beberán como apaches hasta ponerse bien brutos y causarán tantos destrozos que parecerá que un huracán pasó por el DF. ¡Díganle que no me ame!
La imposición es tan absurda que, ante los reclamos de los empresarios y fiel a su estilo cobarde, Mancera se echó para atrás: restaurantes sí podrán vender chupe.
¿Eso qué significa? Pues que el Jefe de Gobierno pasó a joder a los pobres: si vives en una de esas ocho delegaciones y, debido a este méndigo calor, se te antoja una cerveza, en lugar de pagar los usuales 9 o 10 pesos, tendrás que desembolsar de 25 a 40 porque sólo en un restaurante podrás conseguirla. 
O, claro, podrás tomar el Metro, viajar a otra delegación en la que inexplicablemente está permitida la venta de chupe y ahí comprarla sin mayor problema.
Medidas como esa de la Ley Seca nos demuestra algunos gobernantes están ebrios de poder. Y en el caso del DF, ya hasta cruda les dio.
Esto me recuerda aquella vez que estaba yo en el bar que está en lo más alto de la Torre Latinoamericana. Era temprano, así que sólo estábamos tres clientes en distintas mesas. En la barra atendía un gordito muy simpático, con grandes bigotes que lo hacía parecerse al gato de Alicia en el País de las Maravillas.
El más borracho de los tres que estábamos era un tipo de lentes que pidió otro tequila, se lo tomó de Hidalgo (mingue su chadre el que deje algo) y, de pronto, comenzó a trepar la reja de protección, subió a lo más alto y, ¡en la madre!, se lanzó al Eje Central. Yo sentí que me desmayaba del susto cuando de pronto vi, o mejor dicho vimos, que el tipo regresaba ¡flotando! El tercer cliente que era el más sobrio, le preguntó:
--¿Cómo hiciste eso?
--Fácil: el DF está en un valle rodeado de montañas. Las corrientes de aire alrededor de la Torre Latinoamericana hacen que, al lanzarte al vacío, regreses suavemente.
--¿En serio?
--De verdad. Pruébalo tú mismo.
El otro tipo comenzó a trepar la reja, llegó a lo más alto, se lanzó al vació y murió estrellado como huevo frito en la banqueta del Eje Central.
Entonces el cantinero le dijo al primero:
--Ay, cuando estás borracho eres un auténtico desgraciado, Supermán.

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