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ECONOMÍA Y POLÍTICA: Ensenada… ¿es turística?

Podemos evadir la realidad, pero no podemos evadir las consecuencias de evadir la realidad. Ayn Rand (Filosofa y escritora norteamericana).
lunes, 31 de agosto de 2015 · 00:00
Por: Rolando Daniels Pinto
 

Es frecuente escuchar a diversos personajes ensenadenses, catalogar a Ensenada como una ciudad turística. ¿En serio así lo creen? La realidad evidencia otra cosa. La hipótesis de este espacio es la siguiente: "Ensenada tiene
gran potencial turístico pero se ha hecho hasta lo imposible para nulificarlo”.
 
Buscando generar reflexiones, se mencionan algunos casos como soporte de la hipótesis antes expuesta. 
 
Salvo edificaciones recientes, en la llamada zona turística de la ciudad de Ensenada, desde los pavimentos hasta muchos inmuebles presentan un grave deterioro a causa del tiempo y la falta de mantenimientos, incluso las banquetas están deplorables y el acumulamiento de basura en la vía pública, culpa directa de los usuarios y comerciantes, es vergonzoso; agréguese a ello una deficiente iluminación.
 
En las madrugadas de los fines de semana, las calles amanecen inundadas de los residuos generados por los negocios turísticos quienes no se responsabilizan de su basura, simplemente la ponen en la banqueta; esa basura es revuelta por los menesterosos quienes duermen en las banquetas y buscan ahí su alimento.
 
Desde una perspectiva urbanística la arquitectura de la zona es caótica, se carece de identidad y muchas casas habitación o locales comerciales están mal cuidados (despintados y sucios); en la zona turística abundan locales abandonados como reflejo del cierre de negocios por las elevadas rentas en dólares.
 
Otro factor en contra de la imagen urbana de la zona turística, son todo tipo de cables colgantes para abastecer servicios públicos o concesionados, así como los permanentes contenedores de basura y algunas jardineras desatendidas y usadas como basureros por ciudadanos y visitantes muy refinados.
 
El transporte público tampoco es un factor de competitividad turística, tanto el urbano como el especializado para atender el turismo de cruceros; desde los taxis hasta los autobuses y pasando por microbuses del tipo escolar; sin embargo, modernizar el transporte requiere de fuertes inversiones y -si en realidad es prioritario el turismo para el gobierno- de apoyos financieros a tasas preferenciales.
 
Aparte, por el bulevar Costero existen aún grandes extensiones de terrenos baldíos, en parte ocupados por comercios informales como taquerías, carretas de mariscos o frutas, carpas para ventas de ropa, etcétera, negocios con poca imagen turística y predios sin ocuparse gracias a la terrible especulación inmobiliaria.
 
¿Y dónde están las inversiones turísticas? Salvo la floreciente industria restaurantera en la ruta del vino (la cual tiende ya a la saturación), no se ven nuevos hoteles ni en el Valle de Guadalupe, ni hacia el Sur de la ciudad, ni tampoco en la mancha urbana de Ensenada. En conjunto, la oferta de habitaciones en Ensenada es menor a la existente en un solo hotel de Las Vegas; de ese tamaño es la incompetencia.
 
En síntesis, en un análisis FODA, las fortalezas turísticas de Ensenada sucumben ante sus debilidades; en tanto, las amplias oportunidades no se hacen efectivas por falta de inversión privada y de inversión pública en infraestructura, convirtiéndose ello en la peor amenaza para un sector carente de estrategia.

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