Nunca adivinarías quiénes se siente solos

domingo, 31 de agosto de 2014 · 20:13
Monterrey, NL - "Llórate pobre, pero no te llores solo”, es una frase que le escuché decir a mi padre con mucha frecuencia. Cada vez que la recuerdo, comprendo mejor su sabiduría e implicaciones.
No hay posesión material, cuenta bancaria o fama que sustituya un abrazo. Y si bien los humanos somos seres sociales por naturaleza, en la vida hay situaciones que orillan a muchas personas a vivir en soledad: mudarse de ciudad, perder a la pareja o separarse.
Cada vez es más común tener amigos y familiares divorciados y la primera frase que se les escucha decir al terminar su relación es: "Me siento liberado”. Sin embargo, paulatina e irremediablemente la sensación de soledad crece y se agudiza en las fechas significativas, o bien, los domingos por la tarde; hasta que un día aparece el llamado del alma, que reclama tener a alguien con quién amanecer. 
Sentirse solo no es un asunto del momento, es un dolor emocional crónico que afecta a alrededor de 15 por ciento de la población. Los estudios concluyen que la soledad puede hacerte enfermar, afectar el sueño, elevar la presión sanguínea y acortar el tiempo de vida. 
Hasta 1969, la soledad sólo se mencionaba en las canciones de los Beatles, mas no en los textos científicos. Fue hasta 1970 que el doctor Robert Weiss, en ese entonces miembro del departamento de psiquiatría de la Universidad de Harvard, empezó a investigarla. Como resultado de sus estudios publicó el libro Loneliness: The Experience of Emotional and Social Isolation.
Durante las investigaciones, los colaboradores de Weiss se dieron cuenta de que al preguntarles a las personas si se sentían solas, la mayoría no lo aceptaba. Como resultado, formularon un cuestionario en donde nunca aparece la palabra solo. Después de obtener los nuevos resultados, mucho más reveladores, se dieron cuenta de que "nunca adivinarías quienes son las personas que se sienten solas”.
La antártida del alma es como le llama Weiss a ese sentimiento de infelicidad que muchos cargan dentro. Generalmente, los síntomas consisten en que se muestran retraídos, tensos, inquietos y poco atentos.
Son menos confiados que los demás, con una autoestima que se encuentra, usualmente, en el sótano y rara vez se atreven a pedir ayuda. A veces, aunque quieren conectarse con otra persona, el miedo a ser rechazados se los impide, y crean así un círculo vicioso. Aquí algunos consejos para salir adelante: 

1. Salir de la casa para cambiar de aire es un buen primer paso.
2. Procurar contacto con otras personas; incluso ser amable con el dependiente de la tienda puede suavizar la dureza del día. 
3. Dado que la autoestima de quien se siente solo suele ser baja, vale la pena probar cualquier cosa que eleve la auto imagen: un entrenador personal, cambio de peinado, nuevo atuendo o lentes de contacto morados.
4. Involucrarse con alguna causa social. Esto puede ayudar a ver el mundo como un lugar más amable.
5. Unirse a alguna asociación o grupo de estudio que implique el desarrollo de un proyecto.
6. Pedir pequeños favores a algún compañero de trabajo o vecino. A través de los encuentros cotidianos se generan esas conexiones que hacen tanta falta.
7. Por último, cuidar el lenguaje corporal y enviar señales positivas. Evitar cruzar los brazos, fruncir el ceño o mostrar nerviosismo, ya que son hábitos que alejan a los otros.
Sin duda todos disfrutamos de momentos de soledad; mas es un hecho que el dicho de mi padre: "llórate pobre, pero no te llores solo”, requiere de ese esfuerzo cotidiano que consiste en dar, recibir y negociar.

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