LA BUFADORA

Erupciones

Por El Mosquito
sábado, 25 de junio de 2016 · 00:33

A lo largo y ancho del país se multiplican los conflictos sociales, varios de ellos aderezados con los intereses de las anticipadísimas precampañas presidenciales; sin embargo, lo más grave es que el gobierno federal registra un enorme déficit de credibilidad, no tiene aliados y su estrategia policiaco-militar para combatir el narcotráfico es una copia del sexenio anterior.

Y aunque los detractores del presidente de la república, Enrique Peña Nieto, utilicen las redes sociales para atomizar todas las culpas en la figura del primer mandatario, resulta necesario que el sector empresarial y las agrupaciones civiles también llamen a cuentas a los gobernadores, alcaldes, senadores, diputados y regidores, así como funcionarios de primer nivel de todos los sabores y colores.

La oposición en Ensenada, Baja California y el resto de la nación ocupan importantes posiciones en congresos y cabildos, incluso hay varias entidades cuyos gobernantes no emanaron del PRI, sino de alianzas entre el PAN y el PRD, y en la capital del país Morena domina la Asamblea Legislativa. A todos ellos se les denomina la clase política en el poder, pero de entre ellos tampoco se observa un líder con la suficiente autoridad moral para convocar al diálogo, la conciliación y la paz.

Los dirigentes políticos de México carecen de liderazgo, no generan consensos y no transmiten confianza. Ninguno de ellos goza del respaldo popular suficiente que garantice una opción de estabilidad.

Lo más grave es que lejos de promover la calma, se dedican a calentar más la irritación social. Hoy cualquier activista de bajo perfil puede arengar a la gente a cometer actos vandálicos y con eso espantar a las autoridades.

Por fortuna, aquí en Ensenada las manifestaciones -marchas y protestas- se han desarrollado de manera pacífica, sin desmanes ni afectar a terceros.

Cuchillito de palo
¿Por qué no se informa el monto de las remesas que los jornaleros agrícolas del Valle de San Quintín envían a Oaxaca?

Hartazgo social

Las diversas protestas que se registran a lo largo del País son muestra de hartazgo y rompimiento social, así como de la ausencia del Estado, consideraron legisladores, representantes de organizaciones civiles y académicos.

"Muchas protestas obedecen a un problema de rompimiento social. Cuando las demandas no son atendidas o son atendidas de manera parcial, pasa esto”, consideró María Elena Morera, directora de Causa en Común.

De acuerdo con el antropólogo del INAH, Elio Masferrer, el hecho de que hayan aumentado las movilizaciones en México es signo, no sólo del hartazgo de la gente, sino también de un gobierno debilitado.

Para Javier Sicilia las protestas reflejan la descomposición del Estado, cuyos gobiernos deberían servir a la armonía y atender las necesidades de los ciudadanos, pero que en realidad se han dedicado a violentar y a saquear.

"Cuando la gente sale a protestar es porque ya está harta de que no fue escuchada y es la única manera que tienen de llamar la atención de las autoridades”, comentó Isabel Miranda de Wallace, presidenta de Alto al Secuestro. En las últimas semanas grupos de diverso origen se han manifestado en contra de leyes, gobernadores, iniciativas de ley. Empresarios, católicos, maestros, ciudadanos y activistas han salido a las calles.

Larga lucha contra opacidad

Aunque hay avances en materia de transparencia, erradicar la corrupción y la opacidad en el país llevará tiempo, señalaron académicos de la UNAM y del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

El director del CIDE, Sergio López Ayllón, dijo que la legislación en materia de transparencia y acceso a la información no logrará cambios que permitan acabar con la corrupción de inmediato.

No obstante, detalló, las leyes de transparencia ya han dado sus primeros frutos.

"Hay que darle tiempo, pero la semilla ya está y el desafío institucional que tenemos por delante es hacer que ese fruto germine, prospere, se vuelva algo maduro, va a llevar tiempo.

"Pero ya tenemos resultados, ya estamos viendo cambios importantes en esta materia a pesar de las resistencias. Es como un paciente, la resistencia viene cuando las bacterias reaccionan cuando está recibiendo las dosis de antibióticos”, ilustró.

Lo mismo pasará, dijo, con el reciente Sistema Nacional Anticorrupción, pues las leyes tardan tiempo en generar un cambio en la sociedad.

Angélica Cuéllar, directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, consideró que pese a los avances en transparencia, la corrupción está arraigada en la sociedad mexicana.

Mientras ese problema no se combata con educación, ponderó, las leyes en la materia serán insuficientes."La cultura es lo último que cambia, puede cambiar la ley, pero las prácticas no necesariamente no cambian con esa ley”, expuso.

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