DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

Clínica vs laboratorio, dioses o mortales

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 30 de junio de 2016 · 00:33

El realizar diagnósticos es una de las actividades cotidianas de la práctica médica. Normalmente tenemos un paciente con un conjunto de datos clínicos que nos hacen sospechar que padezca determinada enfermedad, lo que nos inclina a apoyarnos en estudios de laboratorio (sangre, orina, excremento) o gabinete (radiografías, ultrasonidos, TAC), indicados para una situación en específico, cuyos resultados nos ayudarán a definir, mas no a decidir si padece o no dicha enfermedad. Es común tener pacientes o familiares que nos dicen: "hágale todo tipo de estudios, queremos saber el diagnóstico preciso o ver que dicen los estudios”. Hay una gran diversidad de estudios llamados paraclínicos ya que van a un lado de la clínica, son ayuda diagnóstica, mas no son diagnósticos.

 

Clásicamente se aplica un abordaje diagnóstico simplista, según el cual, el paciente se considera enfermo o sano en función de que el resultado de la prueba fuese positivo o negativo. Sin embargo, este abordaje debe considerarse erróneo. Desgraciadamente para muchos, la práctica de la medicina es una ciencia muy inexacta, nos hallamos inmersos en un mundo de incertidumbre en el que asignar un diagnóstico a una persona es equivalente a decir, con una razonable probabilidad, que pertenece a una clase de sujetos con una entidad patológica determinada. Nunca podremos estar seguros del diagnóstico al 100%, ya que ninguna prueba diagnóstica es infalible y todas pueden tener falsos positivos o negativos. El paciente tiene una probabilidad preprueba de padecer la enfermedad en función de la población a la que pertenece, la sintomatología que refiere, etc., y esta probabilidad preprueba se ve modificada por el resultado de la prueba diagnóstica hasta un valor denominado probabilidad posprueba. Lo único que tiene más certeza, es la prueba terapéutica, o sea la respuesta al tratamiento y, siendo sinceros, no hay forma de saber si el paciente resolvió su cuadro con o a pesar de los medicamentos. Por lo tanto, hemos de acostumbrarnos a movernos dentro del abordaje probabilístico: el paciente tiene una probabilidad mayor o menor de tener dicho diagnóstico.

 

El catalogar al médico como "muy atinado” ya que desde la primera dosis se curó, es igual a que el paciente se iba a curar aún sin medicamentos, ejemplo: para que un antibiótico empiece a tener efecto sobre la infección, se requieren de 24 a 72h.

 

Los médicos debemos tratar al paciente, no a los exámenes de laboratorio. Lo primero es lo que el paciente manifiesta y lo que encontramos a la exploración; si el estudio no es acorde a lo que "dicta” la clínica, se toma en consideración lo que manifiesta el paciente y el resultado de laboratorio es secundario. Desgraciadamente hay pacientes que primero toman estudios y luego van al médico y por el otro lado, cada vez hay más médicos que le hacen más caso al laboratorio que al paciente. Hay que explicarles la naturaleza y evolución del problema, así como el que comprendan el tratamiento, pero para algunos, es más fácil dar una receta que toda una explicación y orientación y, por el otro lado, hay muchos pacientes o familiares que no se quedan contentos con medidas generales: "entre más caros los medicamentos….el médico es mejor (???)”.

 

Pacientes: el médico no es ningún ser milagroso que cura o salva vidas. Médicos: nosotros no somos ni semi ni dioses, somos simples mortales, profesionales de la medicina que lo que hacemos es investigar y tratar con base en nuestra preparación y experiencia, entre menos preparación y experiencia, nos creemos más omnipotentes.

 Los verdaderos médicos de urgencias, gente bien preparada y bien aplicada, a ellos sí los considero salvavidas.

*El autor es representante de Aprolam para B. C.

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