POR SI LAS MOSCAS

Que Trump nos perdone

Por Laura Monzón
viernes, 6 de enero de 2017 · 01:08
Los mexicanos estamos experimentando situaciones que pasan cuando se vive en un país gobernado por políticos corruptos, pusilánimes, ignorantes y faltos de visión.
Comenzamos el año con un súper gasolinazo, aumento en las tarifas eléctricas de hasta 4.5 por ciento y el dólar a más de 21 pesos, un salario mínimo anticonstitucional y el poder adquisitivo cada vez más a la baja.
Por si fuera poco, a dos semanas de que Donald Trump tome posesión del trono presidencial estadounidense, ya comenzamos a presenciar el poder de sus amenazas: hace unos días, Ford Motor Company decidió cancelar la instalación de una armadora en San Luis Potosí.
Nadie pensaba que sucedería; menos el gobierno potosino que, para la construcción de esta nueva planta, se tendió boca abajo y se puso en la posición más cómoda para empresa automotriz: donó un terreno de 220 hectáreas, pagó todos los derechos de inscripción en el Registro Público de la Propiedad y otorgó estímulos fiscales, como la exención del predial y del impuesto sobre nómina por diez años, entre otros privilegios.
Aunque los directivos de la empresa lo niegan, la razón principal de la súbita cancelación fue la advertencia de Trump, de que aplicaría un arancel del 35 por ciento a los autos importados desde México.
Todos odiamos mucho al presidente electo estadounidense; pero a final de cuentas, bien o mal, racista o no, cuerdo o loco, el hombre está pensando en su gente y en levantar la economía de su país -que ha ido mermando a causa de los malos manejos de los gobiernos anteriores-, a través de la modificación de impuestos, eliminando programas sociales, cambiando alianzas internacionales y generando más empleos, por medio de incentivos a las empresas para que no inviertan en otros lados. Si los planes le salen o no, esa es otra historia.
Los políticos mexicanos deberían aprender algo de Trump y buscar el bienestar del país, no sólo sus propios intereses.
Así como San Luis Potosí le ofreció todos los privilegios a Ford para que construyera su planta -y habrá que ver a qué otras empresas extranjeras se les han dado beneficios similares-, ¿por qué el gobierno no favorece a las pequeñas y medianas empresas nacionales?, ¿por qué no apoya a los emprendedores y sus proyectos innovadores, que bastantes hay en México?
Vamos, no se trata de donar terrenos y perdonar impuestos a todos, pero sí de cambiar las pésimas leyes fiscales, que sólo recaudan y no incentivan. El Gobierno debería proteger a las Pymes nacionales, para que crezcan, se fortifiquen y pasemos de un país de maquiladoras extranjeras a uno de empresas nacionales creadoras.
En 2015, el experto estadounidense en negocios, Steve Forbes, comentó que México requiere una reforma hacendaria que reduzca la tasa impositiva a menos de la mitad y recorte los trámites para establecer un negocio; de esta forma, disminuirían la informalidad y la evasión fiscal, se motivaría el nacimiento de comercios e industrias y habrá un verdadero crecimiento económico.
El fenómeno Trump es la oportunidad para comenzar a mirar hacia el interior, hacia el campo, las Pymes y los innovadores mexicanos que tienen mucho que ofrecer; darles apoyos y estímulos fiscales para que México empiece a generar empleos, así como empresas, productos y tecnología que sean competitivos a nivel internacional.
Sin embargo, la triste estrategia de Peña Nieto de nombrar a Luis Videgaray Caso como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores es la muestra de que el Gobierno hará lo posible para que Donald Trump "nos perdone la vida” y sigamos siendo un país de mano de obra barata.

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