POR SI LAS MOSCAS

Desarrollo para Ensenada

Por Laura Monzón
viernes, 24 de marzo de 2017 · 00:00
Siempre se ha considerado el norte de México como una zona más dinámica, con mayor crecimiento, más atractiva para la inversión, generadora de empleos y con una mejor calidad de vida para sus habitantes.
Pero si el desarrollo no se logra de forma adecuada, el crecimiento se frena, la economía se estanca, la abundancia se desvanece y la escasez hace acto de presencia.
¿Por qué si Baja California, que había sido vista como tierra de oportunidades, en los últimos años el nivel de vida de sus ciudadanos ha decrecido?
La corrupción, la tibieza gubernamental y los pleitos partidistas son los factores más contundentes en este asunto. Pero también ha faltado la participación ciudadana y empresarial para que exista un desarrollo económico.
Un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad, "Muchos Méxicos en uno” (elaborado por Valeria Moy, directora general de ‘México ¿cómo vamos?’), explica que las políticas públicas deberían enfocarse en cuatro puntos para elevar la productividad y el desempeño económico: infraestructura de calidad -como ductos de gas natural, carreteras adecuadas, puertos y aeropuertos que faciliten la conectividad-,  la inversión en capital humano para crearlo y atraerlo, que exista un Estado de derecho y, por último, que la ciudadanía exija y monitoree los recursos públicos destinados a mermar la brecha del desarrollo.
A pesar de los aparentes esfuerzos de nuestras flamantes autoridades gubernamentales y municipales, no tenemos un crecimiento económico porque no existe la infraestructura ni los proyectos adecuados ni el interés por hacerlos.
Los Estados del bajío están creciendo a pasos agigantados, por un lado, gracias a la buena comunicación vía terrestre y aeroportuaria que tienen; por el otro, porque se pusieron las pilas y están generando las condiciones necesarias para que los negocios florezcan y la economía local despunte.
El estudio indica que los Estados que más crecimiento han mostrado en los últimos diez años son Querétaro (5.4 por ciento), Aguascalientes (4.9 por ciento), Quintana Roo (4.4 por ciento), Zacatecas (4.3 por ciento) y Nuevo León (4.1 por ciento).
También señala que, en el mismo periodo, Baja California es uno de los cinco Estados que menos desarrollo ha tenido, rasguñando apenas el 2 por ciento, junto con Campeche (-4.2 por ciento), Tamaulipas (1.7 por ciento), Chiapas (1.8 por ciento) y Oaxaca (2 por ciento).
En el caso de Ensenada, seguimos sin comprender la importancia que el puerto podría tener para el desarrollo de la economía local. Sin embargo, una luz se vislumbra al final del túnel.
A principios de febrero, Rafael Chávez Montaño, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo en Ensenada (Canaco), declaró algo que no debe echarse en saco roto: Ensenada es una de las ciudades más alejadas para el traslado de mercancías para consumo local por vía terrestre. Por tal razón, debe aprovecharse la vía marítima para abaratar los costos. El problema es que no existen propuestas ni proyectos serios.
Pero ése no es un problema sino una oportunidad de crecimiento. Hay que realizar las propuestas y los proyectos, señores empresarios de Ensenada, y llevarlos a cabo. Busquen apoyo de la API y de los investigadores, las universidades y los profesionistas en comercio, que bastantes hay por acá.
Organícense y aprovechen el puerto para traer productos del resto del país a la zona y llevar los de aquí a otros Estados, en vez de esperar a que exista aeropuerto, ferrocarril y mejores carreteras.
Usemos lo que ya se tiene para empezar a mover la economía local, porque si nos quedamos cruzados de brazos, confiando en que pronto habrá otros medios de transporte y comunicación, podremos cubrirnos de telarañas y morir esperando.

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