BAÚL DE MANÍAS

Pajarito, pajarito tralalá

Por Ma. Cristina Álvarez-Astorga
martes, 27 de junio de 2017 · 00:00
Ahí tiene usted que estaba yo, trá lá lá, leyendo al tan mentado Walt Withman ("Canto a mí mismo”, No. 7), cuando de repente me salió este hermoso párrafo. Cito (perdón míster W… La traducción es mía): "Ahora no hago más que escuchar, para anotar lo que escucho en esta canción, para que los sonidos la acrecienten: escucho las bravuras de los pájaros, el bullicio del trigo que crece, el chismorreo de las llamas, el "clac” de los utensilios que preparan mis comidas”… Y hasta ahí le voy a dejar, porque con lo dispersa que estoy en estos tiempos, clíng, bastó lo de las "bravuras de los pájaros”, el "chismorreo de las llamas” y de ribete el "clac” de los utensilios, para acordarme del Pájaro de Fuego de Stravinsky. Hágame usted el favor.
No, ya, en serio: hágame usted el favor de seguir leyendo, pues procederé a hablar del Pájaro de Fuego, de Igor… Sí, ya sé que suena a albur, pero ni módulo (como dijo el astronauta). Es gramaticalmente correcto decirlo así y sanseacabó.
Dice mi tía Chepina que "pésames y días, hasta diez días”. Así que, mire usted lo que son las cosas. Estoy a tiempo de recordar a este genio de la música universal, que nació el 18 de junio (algunos dicen que el 17) de 1882. O sea, nació hace aproximadamente 135 años.
He aquí un par de datos curiosos acerca de Don Igor: Hasta la edad de 9 años sus padres no se habían ocupado especialmente del desarrollo musical del chamaco. Se hacía música en su casa. Su padre era el primer bajo en la Ópera Imperial de San Petersburgo. Pero toda esa música Igor no la oía más que de lejos, desde la habitación de los niños, en la que estaba confinado con sus hermanos. Por cierto, sus hermanos lo trataban pésimo, pero eso es harina de otro baúl, digo, de otro costal. Usted me entiende.
De hecho, su padre murió en 1902 y se fue a la tumba sin ninguna sospecha de lo que llegaría a ser su hijo pocos años más tarde. En realidad, lo que la familia quería era que el muchacho hiciera carrera como abogado criminalista.
A Stravinski le tocó "de chiripa” que le encargaran el Pájaro de fuego (1910). Resulta que Diaguilev (el meromero de los "Ballets rusos”) tenía otros dos candidatos más conocidos para hacerles el encargo, pero el primero (Nikolái Cherepnín) no le latió mucho porque su último ballet había resultado un fiascazo, y el segundo (Anatoli Liádov) era más bien lento y se tardó mil años en responder, así que Daguilev optó por darle comisión a Stravinsky.
Fue el destino quien quiso que Stravinsky saltara a la fama con su Pájaro de fuego. Chin, otra vuelta el albur, caray. Daguilev acababa de escuchar (en vivo, en un concierto en 1909) el Scherzo fantástico y los Fuegos de artificio (1908), impresionantes miniaturas sinfónicas de Stravinsky. Así que, cuando las circunstancias se le pusieron difíciles, le hizo caso a su instinto empresarial y decidió darle oportunidad al aquel jovenazo cuya impactante música tenía aún fresquecita en los oídos.
El relato central de la obra son las hazañas del príncipe Iván para la captura del mítico pájaro de fuego. Cheque la Suite Para Orquesta, con la Orquesta Filarmónica de Viena, conducida por Valery Gergiev: http://bit.ly/1fNjOwj


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