Mirador

viernes, 12 de septiembre de 2014 · 22:16

Don Santos es pastor de cabras.
-De cabras -precisa él-. Aunque en la majada, como en todas partes, siempre tiene que haber algún cabrón.
Don Santos es muy sabio. Posee esa gran sabiduría que consiste en ignorar las cosas que no sirven. Lo que necesita saber lo sabe bien: dónde apacentar mejor a sus animalitos; cómo curarles sus enfermedades y hacerlos sanar de sus heridas; de qué modo protegerlos del coyote, y cómo protegerse él de ese coyote, más peligroso aún, que él llama "de cabeza prieta”, y que es el hombre.
Tiene sabrosos dichos el señor don Santos. Refiriéndose a la cabra dice de ella: "En el monte es muy latosa, en la mesa muy sabrosa, y en la bolsa muy ruidosa”. Porque deja buen dinero, constante y sonante.
Cuando hablo con don Santos siempre me deja pensativo. La última vez me dijo:
-Mire, señor: es tan triste la suerte de los pobres que el día que un pobre se casa hasta parece que la noche se hace más corta, pa’ fregarlo.

¡Hasta mañana!

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