La corrupción… problema casi humano

miércoles, 27 de agosto de 2014 · 22:23
Como parte de una campaña para "explicar” la Reforma Energética, y en ruta a su Informe de Gobierno, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, ha iniciado una gira que lo llevó la semana pasada, a dos programas a modo: la que organizó el FCE y un día antes, en el programa matutino de "Hoy” que se transmite por Televisa. Los encargados de entrevistarlo fueron Raúl Araiza, actor y comediante cuya mayor aportación en cuestiones políticas ha sido la de aparecer en spots del Partido Verde Ecologista de México, y Andrea Legarreta, distinguida socialité que como conductora deja mucho qué desear y cuya mayor aportación en la "entrevista” fue decir: "Eso suena muy bien, eso suena muy bonito, es muy motivante… de verdad, emociona escucharlo”.
"La corrupción, es un tema casi humano, que ha estado en la historia de la humanidad y que en México se han hecho esfuerzos porque tengamos instituciones que combatan la corrupción y que además aseguren mayor transparencia”. Esto es lo que dijo Peña Nieto, en la segunda  entrevista que se le realizó por 5 diferentes periodistas, organizada por el Presidente del Fondo de Cultura Económica, el nauseabundo de José Carreño Carlón.
"El tema de la corrupción lamentablemente es un cáncer social que no es un tema exclusivo de México”. En otras palabras "sí, sí somos corruptos pero el vecino también”. Como si eso justificara la propia corrupción de nuestros gobernantes. Pero además eso de que la corrupción es "un tema casi humano, que ha estado en la historia de la humanidad” es de plano una afirmación preocupante. ¿Un tema casi humano? ¿Pues qué, acaso los animales también son corruptos o cómo? Sólo los humanos son corruptos, pero eso es porque los gobiernos lo practican y, nosotros los gobernados, se los permitimos.  
Obviamente el problema de la corrupción no puede ser más que un problema humano. Pero es un problema que se genera en el ambiente en el que la persona se desenvuelve. Los mexicanos que viven en New York, pagan su boleto de metro sin importar que no haya torniquetes, se detienen en los altos y pagan impuestos. Así es el sistema. Los mexicanos que trabajan para muchas empresas multinacionales o grandes empresas mexicanas se desenvuelven en un ambiente profesional en el que los procesos de control, las medidas de supervisión y los incentivos los motivan y obligan a comportarse con ética y a respetar las medidas de buen gobierno corporativo. Obviamente siempre habrá personas corruptas e  inmunes a cualquiera de estas medidas. Por el otro lado, una persona honesta que entre a trabajar a un lugar sin medidas de control, sin códigos, sin sanciones, sin mecanismos de supervisión (como lo son muchas entidades de gobierno) será muy propenso a ser devorada por el sistema y terminar haciendo lo mismo que sus superiores y colegas hacen: participar en la corrupción. Hay una regla elemental: sobre corrupción es riesgoso generalizar.
Si México es considerado por Transparencia Internacional (TI) como uno de los países más corruptos de América Latina, por debajo de Barbados o de Chile, ello no engloba que sea un problema cultural, porque la cultura es universal y no puede medirse con un mismo rasero. Es diversa. Y es un tema que le duele al gobierno. Allí están varios emblemas de la corrupción en México como el repugnante líder del Sindicato de PEMEX, Romero Deschamps, mas no en el mundo.
Ninguna iniciativa será exitosa si no se combate a la corrupción, especialmente la que proviene de aquellos grupos de poder que pueden llevar a México al desastre por el enorme poder e influencia que ostentan para hacer valer sus intereses sobre los de la nación.
Pero bueno, ser entrevistado por estos programas, a modo, no es un pecado, salvo de vanidad, pero sí surten efectos contrarios a los que se busca. En plena época moderna, en donde los ciudadanos desconfían de sus políticos, acceden con facilidad a información, y ya no son tan influenciables como antes, estas entrevistas sólo reflejan la falsedad que rodea la imagen de un Presidente en que la población no confía.
Peña Nieto entró a un juego del que no logra salir bien librado, la impopularidad de su imagen sólo genera mayor desconfianza en sus palabras y apariciones públicas. Su gobierno ha dejado mucho qué desear. Se nota una desesperación por posicionar su imagen por lo que ha tenido que recurrir a medidas como aparecer en "Hoy”, o que su esposa salga en la portada de revistas como "Marie Claire”. Tal vez, próximamente, lo podamos ver en "Ventaneando” o con Laura Bozzo, en su bonito programa: Que pase el d…”.

* Comisión Ciudadana de Derechos Humanos, S.C.
andale941@gmail.com

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