MUNDO DIGITAL

Ficción Aplicada: el que dibuja las palabras

En pleno siglo XXI se pueden encontrar evangelistas en la Ciudad de México, y a pesar del acelerado crecimiento de la tecnología, la comprensión de la información es un problema latente en el país
sábado, 20 de septiembre de 2014 · 00:00
Primera parte

Sergio Montes/COLABORACIÓN* 
ficcion.aplicada@gmail.com 

Madrid, España - Una visita obligada a la Ciudad de México es la plaza de la Constitución, popularmente conocida como el Zócalo. Entre sus edificios coloniales, sobresale una de las más bonitas catedrales de estilo barroco en el mundo, al lado izquierdo de este monumento se encuentra la calle "Monte de Piedad”. Caminar por esta calle es grato, como todo el cuadro histórico de la ciudad, pero andando una cuantas calles más, nos encontraremos con un edificio muy emblemático: la antigua sede de la Inquisición.
El edificio pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México, pero también es un monumento que en el idioma alemán se considera un ‘Mahnmal’, pero dejemos la discusión del significado de esta palabra para otro momento y prestemos atención a la plaza que esta enfrente: La plaza de Santo Domingo. Este lugar es famoso por la cantidad de negocios dedicados a la impresión de tesis universitarias, panfletos, invitaciones a eventos sociales, etcétera. Pero en ese lugar, y en pleno siglo XXI, todavía se puede encontrar a personas ejerciendo uno de los oficios especializados más antiguos del mundo: los evangelistas.
Es muy probable que en unos años más esta profesión se extinga, pero hoy día siguen ofreciendo el servicio de escribir cartas a aquellas personas que se las dicten y paguen un modesto precio por cada palabra. De ahí viene su nombre evangelistas, como los personajes que escribieron los evangelios de la biblia.
¿Por qué nos interesamos en ellos? Con la tecnología que hoy tenemos, y la facilidad de accesos a ella, ¿se justifica su función?

Del discurso oral al escrito
Cómo hemos visto en anteriores entregas, el dominio del hombre sobre la naturaleza viene dada por la información que tenga de ella, y el conocimiento que genera a partir de esa información. Conforme el hombre fue evolucionando y desarrollando su inteligencia, la cantidad de información y conocimiento que gestionaba era mayor, y necesitaba transmitirlo a otros hombres. La primera forma de transmisión del conocimiento fue mediante la palabra hablada, es decir que pasaba de boca en boca de un hombre a otro en conversaciones.
Por los estudios antropológicos, sabemos que después de que las primeras sociedades humanas descubrieron el fuego, se desarrolla el lenguaje hablado. El problema es que transmitir la información de está manera siempre lleva asociada la distorsión del mensaje, y a veces la pérdida completa de la información; y también sabemos que, casi inmediatamente después de que estas mismas sociedades desarrollan la agricultura, desarrollan la escritura. 
Todas las sociedades que han integrado importantes núcleos de población, donde parte de ella es la que se dedica a generar los alimentos de todo el conjunto de miembros del núcleo, se generan otras actividades adicionales, y entre ellas la escritura, y hombres dedicados exclusivamente a esa actividad.
En la escritura, la información deja de ser transmitida de forma temporal y mutable, y se convierte en un objeto permanente, inmutable y transgeneracional. Esto es un gran avance para la civilización, el desarrollo de la tecnología, y de la parte que nos interesa: la inteligencia.

Privilegiados de la escritura
Podemos elegir diferentes técnicas de escritura: los chinos con el papel y tinta, los egipcios con sus papiros y jeroglíficos, los mayas con sus estelas de piedra, etc. Pero nos detendremos en los sumerios y su técnica de escritura cuneiforme de hace 6000 años; una técnica que consiste en usar pequeñas tablillas de barro húmedo, con un palito de madera que en la punta tenía una cuña para hacer unas pequeñas marcas en esa tablilla y dejarla secar.
La técnica, que hoy nos parece más una actividad lúdica para que los niños de edad preescolar desarrollen se creatividad con plastilina y lápices, en esos tiempos era exclusiva de un grupo muy reducido de la sociedad: los Escribas.
No cualquiera podía pertenecer a ese selecto grupo, solo aquellos que sabían leer y escribir podían acceder a esa profesión. Y era una actividad tan exclusiva que sólo los reyes, los nobles o gente muy rica podía pagar por este servicio: almacenar la información.
Para el resto de la población, mirar esas tablillas, las estelas de piedras o jeroglíficos en las paredes, eran solo adornos de los poderosos que ponían por toda la ciudad y sus palacios; y las personas que hacían esos símbolos solo unos artistas más. Pero para los dueños de esta información, era el mecanismo de amplificar su poder sobre la sociedad, de dominarla y conservar un tesoro inmaterial: la información y el conocimiento. Por ello no se le permitía a cualquiera ser parte de los escribas, se tenían que ganar la confianza del grupo.

Analfabetismo funcional 
Nosotros vivimos una época muy diferente: el Estado está obligado a dar una educación básica a su población, debe erradicar el analfabetismo, y que todavía existan escribas en el siglo XXI es también un ‘Mahnmal’, que debemos erradicar.
Pero también la sociedad del siglo XXI tiene otro problema con la transmisión de información, existen un gran número de personas que saben leer y escribir, pero aunque interpreten las letras y las palabras, no comprende la idea global de un texto. No son analfabetas propiamente dicho, pero en lo funcional si que lo son.
En la siguiente entrega volveremos a hablar de esas personas que hace 6000 años sabían dibujar las palabras; mientras y para reflexionar:
¿Será verdad que el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información está produciendo analfabetas funcionales?, y si lo anterior es cierto ¿cómo se podría remediar?.


Para conocer más
A los que les guste el cine, la película brasileña "La estación central” muestra la vida de los escribas del siglo XXI: bit.ly/1AW7io7 

Quienes prefieren la música, la pieza musical más antigua descubierta hasta el momento, escrita en texto cuneiforme: bit.ly/XR3DLE 

*El autor es matemático. Reside en Madrid, España.

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