Es Horacio Piña un leyendón del beisbol

Durante su trayectoria, Horacio Piña García fue alcanzando cada una de las metas trazadas por cualquier lanzador.

Primero, llegar al nivel profesional en su país, luego subir a Grandes Ligas -donde permaneció ocho temporadas-, conquistar el campeonato, y por si fuera poco, tirar un juego sin hit y otro perfecto.

El ‘Ejote’, inducido al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano en 1988 se convirtió, 20 años antes, en el decimoctavo pelotero nacional que dio el salto a la gran carpa y en 1973 fue el primero en conseguir un anillo en el Clásico de Octubre.

Enfundado en la franela de los Atléticos de Oakland, dirigido por Dick Williams, compartió dugout con Reggie Jackson, Gene Tenace, Ray Fosse, Bert Campaneris, Rollie Fingers, Jim ‘Catfish’ Hunter, Vida Blue, Sal Bando, Joe Rudi, Ken Holtzman y Vic Davalillo, entre otros.

Piña, figura de Rieleros de Aguascalientes en el circuito veraniego y Tomateros de Culiacán en el invierno, equipo que retiró el número 33 que portó 12 campañas, nació el 12 de marzo de 1945 en Matamoros, Coahuila.

El buscador cubano Regino Otero firma a Piña, quien pasa por Reno en Clase A y Portland en AAA antes de ser ascendido por Indios de Cleveland.

También pasó por Senadores de Washington donde tiene como manager a Ted Williams y Rangers de Texas, equipo con el que salva 15 juegos en 1972.

Un año más tarde es transferido a Atléticos de Oakland donde disfruta de uno de los principales logros de su carrera.

"Soy el primer mexicano campeón mundial en una serie que le ganamos a los Mets de Nueva York”, comentó en su visita a Ensenada.

Horacio Piña, terminó la temporada con récord de 6-3, ocho rescates y 2.76 de efectividad.

Las tres estrellas en el staff de abridores de los ‘bigotones’ tricampeones eran "puros ganadores de 20 juegos Catfish Hunter, Vida Blue y Ken Holtzman”.

Los siguientes destinos del derecho fueron Cachorros de Chicago, Serafines de Anaheim y Filis de Filadelfia.

"La cuestión es hacer el trabajo, cuando llegué me dijeron sacas outs y te quedas”, comentó al tiempo de añadir que "ahora hay mucha oportunidad, ya que al abridor lo usan cinco o seis entradas y empiezan relevos, de un inning hasta de un sólo bateador”.

"Tengo el orgullo de tener varios récords en la Liga del Pacífico y en la de Verano”, señaló Horacio Piña.

Su marca de 21-4 y porcentaje de carreras limpias admitidas de 1.94 en 1975 quedaron opacadas cuando cuelga el doble cero ante Indios en Ciudad Juárez.

En 1978, "año en el que quedamos campeones y me toca lanzar juego perfecto ante Diablos Rojos en Aguascalientes, les gané 3-0 pitcheando en contra de René Chávez”.

En invierno, participó 12 temporadas con Tomateros de Culiacán donde compiló números positivos de 74-50 con 25 rescates y tres campeonatos.

Horacio ‘Ejote’ Piña, Lino Donoso y Héctor Espino forman parte de la generación 1988.

Ya retirado de la actividad beisbolística, luego de una experiencia como coach de pitcheo con Unión Laguna, descartó cualquier posibilidad de volver a uniformarse, debido a que "los chavos ya no hacen caso y sólo te agarran de botana”.

"Lo que si hago es ver dos o tres juegos diarios por televisión y cuando están en Torreón voy y grito porque a mi familia les gusta mucho el beisbol”, declaró.

Actualmente, radica en su natal Matamoros, Coahuila pero "Rubén (García) me sacó de mi casa para conocer Ensenada”.

La amistad entre Horacio Piña y Rubén García data de 1976 cuando "en un draft pasé de Tigres de México a Rieleros de Aguascalientes y de inmediato tuvimos buena relación, ya que tiene una gran calidad humana”.

García Domínguez, originario de Santa Rosalía y criado en Isla de Cedros, perteneció de 1971 a 1975 a Tigres del México antes de ser cambiado a Rieleros, invitó a Piña a visitar el puerto.

1 Juego Perfecto y otro sin hit ni carrera en Liga Mexicana