¡Yo Soy San Quintín!

Por Jorge A. López.
lunes, 2 de marzo de 2015 · 00:00
La Manzana de la Discordia

"El municipio más grande del mundo”. Nunca hemos confirmado si ese título realmente exista, peor aún, no conocemos de qué forma los residentes del territorio municipal hayan obtenido algún de beneficio por ostentar ese título. Según datos, la demarcación territorial de Ensenada es algo así como el 50 por ciento del territorio de Baja California. Para delimitar el territorio propuesto en la solicitud de municipalización de la región de San Quintín, se consideró la delimitación que entonces tenían las representaciones de gobierno, es decir, la Comisión Federal de Electricidad, el juzgado Mixto de Paz, la Procuraduría de Justicia de Estado, entre muchas otras representaciones de gobierno de los tres órdenes que delimitaban su rango de acción o cobertura a partir de la delegación de Eréndira al norte de San Quintín, y hasta la población de Villa de Jesús María al extremo sur del territorio.

No obstante que el texto trataba de explicar que en el caso de San Vicente y  Eréndira, Isla de Cedros y Puertecitos, poblaciones  consideradas áreas rurales que en aquel entonces se sugería por la parte oficial como zonas comunes. Por nuestra cuenta proponíamos consultar a los residentes de esas poblaciones respecto de su interés por mantenerse o no dentro de este proyecto, respetando con esto la opinión de la ciudadanía directamente vinculada y donde no existen ventajas al pretender integrarlos sólo por el hecho de extender coberturas y generar lazos inexistentes. Por esas épocas además salió a la luz pública el proyecto del puerto de Punta Colonet, lo que se convirtió en una más de las causas que nos han detenido. Desafortunadamente no fue hasta que se malogró gracias a la especulación e ineficacia de los promotores del proyecto, que dieron al traste con la manzana de la discordia. Fue hasta entonces que resultó un gran interés por la zona de parte de los tres órdenes de gobierno, malogrando además el avance alcanzado por nuestro proyecto, en la voluntad y ánimo de nuestros representantes.

Aun cuando en una de las peores administraciones municipales de las que tenemos memoria, se regionalizó y trató de reducir lo más posible la demarcación territorial de la región, (en suerte proyecto abandonado por el siguiente alcalde) de donde resultaron dos cosas significativas: La primera es que ha quedado de manifiesto que desde sus orígenes en el Comité Pro Municipalización no basamos nuestros objetivos en metros cuadrados. Y la segunda, es hacer notar que lo que en realidad se busca es provocar que las regiones con una identidad propia, de arraigo, de pertenencia, puedan apuntalar a su desarrollo independientemente de la proporción de su demarcación territorial. Tenemos más que claro lo inútil y ofensivo que resultar el ostentar un título de ese tipo con un traspatio con ese grado de abandonado y desatención, así como si se tratara de habitantes de segunda categoría. Por desgracia, hemos aprendido siendo ejemplo.

El autor es presidente del Comité Pro Municipalización de San Quintín. A. C.
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