#Columna

Yo Soy San Quintín

lunes, 15 de mayo de 2017 · 00:00
Una de arena

De entre todas las que se publican de San Quintín, hablando de política, de seguridad pública, de rezagos, de apatía y de cosas peores, si es que las hay, debemos rescatar las cosas positivas, tomarlas como base para mantener el ánimo y recordarnos por qué es que en algún momento decidimos radicar en esta tierra.
Semanas atrás se confirmó un recurso federal que se le asignó a la región para la construcción del plantel del CET-MAR San Quintín. Pareciera no ser la gran cosa, pero resulta un monto de alrededor de 6 millones de pesos, para la infraestructura de esta escuela preparatoria en la segunda intención de radicarla en la región, algunos recordaremos que ya hubo un primer intento con muy buenos resultados en lo que se refiere a sus egresados y que por alguna razón algo ocurrió que se permitió extinguir la extensión de aquel entonces. El caso es que va de nueva cuenta y todo parece indicar que en esta ocasión será con plantel propio.  Lo que viene a fortalecer la oferta educativa de la región en donde además se está ajustando el plan de estudios de las especialidades que se ofertan con el  propósito de hacerlos más acordes a las actividades económicas y el contexto del valle.
Hay que decirlo, parte de la gestión ha sido por la intervención de la diputada Nancy Sánchez Arredondo, quien ha insistido en dirigir estos recursos a San Quintín, acordando con las autoridades municipales actuales lo que nació en la anterior administración. Habrá que esperar cuál será la aportación del Estado sin que surjan los pleitos por sacar raja política de las obras, que luego terminan mermadas en el mejor de los casos. Así es que a ponerle ojo a esta obra y a cómo se gastan los dineros que han sido destinados para el plantel del CET-MAR SQ.

Lamentos
Hace unos días en este medio en su columna El Mosquito, resultamos aludidos todos los sanquintinenses por la lamentable situación que estamos viviendo, se nos cuestionó sobre lo que habría de ocurrir, para provocar la reacción de los locales y comprometernos con los temas de la comunidad. Si el desabasto de agua, que data desde hace 25 años; la recurrente inestabilidad social alimentada por el rezago y disfrazada de crisis laboral; o el eterno y fallido impulso de municipalización, coronados todos los anteriores por la ola de crímenes de los últimos meses, de esos del tipo a los que nos creíamos inmunes porque aquí no ocurrían esas cosas. De lo que hasta hoy sólo nos lamentamos. 
Si todo esto junto, no es razón suficiente para que la ciudadanía tome en serio la situación, deje de clamar soluciones y nos impongamos acciones, cada quien desde el medio en que se desempeñe. ¿Qué esperamos entonces? ¿En qué nos debemos involucrar? ¿Cuál es la parte que nos toca hacer? ¿Hasta dónde llega nuestra responsabilidad? ¿Qué obligaciones tenemos en esto?
 Las preguntas están en el aire, no espere las respuestas, haga un poco de introspección y si algo le viene a la mente, no dude, propóngalo, mejor aún, Hágalo.

 

Por: Jorge López

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