Urgen líderes a Ensenada (Tercera parte)

domingo, 30 de octubre de 2016 · 00:00
Por Heberto Peterson Legrand

El líder debe tener la habilidad de diagnosticar y reconocer la naturaleza de los problemas concretos que se le presenten. Debe poseer la capacidad de análisis y una mente objetiva libre de prejuicios y ansiedades.

Para poderse desempeñar bien es necesario que valore la situación de su organización tanto en lo interno como en lo externo, si no lo hace no podrá saber con qué puede contar.

Participando dentro de la sociedad estará más enterado de su entorno y ello le permitirá estar mejor informado de lo que acontece en lo político, económico, cultural y social. Además es conveniente que tenga una gran capacidad de síntesis para poder procesar bien la información.

Ser líder es una responsabilidad muy seria, porque sus aciertos o desaciertos afectarán a la organización que dirija. 
Decidir el camino certero para encauzar al grupo por el mismo rumbo, así como seleccionar a corto, mediano y largo plazo implica el que se mantenga muy bien informado como ya comenté antes. 

Osadía e intuición
Desgraciadamente hay líderes que usan sus organizaciones como plataformas políticas partidistas,  pero en ello tienen muchas veces la responsabilidad aquellos que los escogieron porque fueron incapaces de participar dentro de ellas dejando que otros tomen las riendas, para lamentarse después por no haber sido comprometidos y por haberse sumergido en la apatía, indiferencia y egoísmo.

El líder de toda organización sí debe hacer política en el sentido amplio de la palabra no partidista.

Todas las sociedades intermedias deben no sólo buscar el bien común interno, deben tomar conciencia de su participación en el bien común de toda la sociedad.

El líder como representante de un grupo interactúa con dirigentes de otros organismos, sean estos empresariales, religiosos, políticos y tomar en cuenta que todos ellos actúan en función de diferentes motivaciones.

Los líderes deben tomar decisiones en atención a diferentes escenarios y dar respuesta al presente siempre sustentado en valores éticos, independientemente que haya personas muy estrechas que confunden moral con moralina y otros que confunden moralina con moral.

Conviene recordar algunas orientaciones que la experiencia de muchos líderes han aportado y vale la pena tomarlas en cuenta.

Toda triste realidad tiene un lado bueno, el líder la ve y la sabe aprovechar, el líder debe tener un fondo de audacia, osadía e intuición, comunica todos los aspectos del problema a los demás y las tácticas posibles, comparte éxitos y fracasos, sabe que cada quien sirve para lo que sirve, respeta personalidades, tiene un sentido de serenidad, ingenio y humor en la diplomacia, sin perder el objetivo, sin embargo, si los líderes formales no cumplen, surgen por su lado los líderes informales que si cubren las expectativas del grupo.

Un buen líder busca los objetivos por etapas, no se casa con una meta en un momento dado, sabe ser flexible y toma en cuenta la importancia de estudios bien hechos.

Ya Cristo dijo: "No vine a ser servido sino a servir”, en esta sencilla frase se sintetiza lo que se espera de los líderes.
Tagore Reinbrindanat afirmó que: "Quien no vive para servir, no sirve para vivir”. Quien no participa en la sociedad está incompleto como persona.

La sociedad de Ensenada debe despertar y para ello requiere de líderes capaces de motivarla, no dejarla caer en la decepción o la apatía, no cabe el pretexto para bajar la guardia y quedarnos como estériles espectadores pasivos y desde nuestras trincheras hacer conciencia. 

Tierra fecunda de los líderes
Ser líder en el grupo y negarse a serlo en la sociedad es incongruente; tener experiencia en el estudio de problemas y en la toma de decisiones y ver con indiferencia los problemas sociales o soluciones desacertadas es inconcebible.

Para ser líder no bastan la vocación y aptitudes, se requiere también de patriotismo y espíritu de sacrificio.

El mundo pide la presencia de auténticos líderes que fijen sus metas elevadas, que tengan noble corazón y mente recta, que resistan a la incomprensión y a veces la soledad, que busquen dejar huella para guiar bien a quienes lo siguen.

Urgen líderes que recojan parte de las responsabilidades de los mediocres, que hablen por los que cobardemente callan y que siembren una nueva mística.

Dios quiera y la generación de jóvenes sea tierra fecunda de los líderes que se necesitan tanto hoy en día.

Escritor ensenadense.

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