El placer de la danza

No solo involucra al cuerpo, también involucra a la mente y al espíritu
domingo, 13 de noviembre de 2016 · 01:58
Por Minerva Muñoz

Hagamos un ejercicio. Piense en la imagen de un bailarín o bailarina ¿cómo es? 

La mayoría de nosotros tendrá en mente la imagen de una persona joven, delgada, estilizada, de piernas largas, muy flexible, elástica y ágil, entre más características.

Sin embargo, hay otros cuerpos que también bailan o pueden bailar.

La danza es acción. En otras palabras, es dar movimiento al cuerpo, lo que implica un cambio de estado que afecta al y los otros cuerpos que participan en la acción. Entonces, mientras exista la capacidad de movimiento del cuerpo es posible danzar. Por lo tanto, cualquiera que pueda y quiera moverse puede hacer danza.

Pero la danza no solo involucra al cuerpo, también involucra a la mente y al espíritu. 

La danza provoca a la mente y al cuerpo, los mantiene activos, en movimiento, con vida. Motiva la concentración y a aprender sobre diversos aspectos de sí mismo, desde el propio cuerpo vivo.

Muchas cosas estimulan los centros de recompensa del cerebro, entre ellas, los movimientos coordinados, comenta el neurólogo John Krakauer*. 

La música estimula áreas de placer y recompensa del lóbulo frontal y de la región media del cerebro (llamada estriatum ventral). 

Gran parte de la activación de estas áreas concuerda con el disfrute de la música, asegura el científico. 

Además, la música activa el cerebelo, que a su vez involucra la coordinación y ritmo del movimiento. Algunas áreas relacionadas con la recompensa en el cerebro están conectadas con áreas motoras.

Danza y música 
Los estudios sugieren que los seres humanos somos sensibles y entramos en sincronía con el movimiento de otros cuerpos, activando regiones similares del cerebro al observar que al realizar movimientos. 

Esto sugiere que las neuronas espejo -que se encuentran en la circunvolución frontal inferior y en el lóbulo parietal- se activan al observar cuando una persona está realizando una acción, de la misma manera que cuando es realizada.
Las experiencias sensoriales son también experiencias motoras, comenta Krakauer, según evidencia reciente. 

La danza y la música, particularmente, pueden ser activadores de placer de estos circuitos sensoriales y motores. 

El bailar, como el ver bailar a alguien, activa áreas de movimiento del cerebro, así como de recompensa y placer. Es decir, somos empáticos al movimiento de los otros, de sus acciones, a través de la activación de nuestro propio sistema motor, de placer y recompensa.

Si conjuntados la música y la danza, siendo participes de la acción, podemos entrar en un estado de placer y bienestar moviendo nuestro cuerpo, lo cual es una buena razón para danzar. 

Hay muchas otras razones para hacer danza. 

Una de ellas es por los beneficios cardiovasculares que aporta a la persona que la practica. La danza puede ser una actividad de intensidad moderada, activando la circulación, beneficiando el sistema  respiratorio y vascular, además de que permite el drenaje de líquidos y toxinas, y puede  ayudar a reducir o mantener un indice de masa corporal apropiado.

Al bailar, diversos grupos musculares se activan incrementando la fortaleza de músculos, huesos y articulaciones, acrecentando la flexibilidad y elasticidad. Además de que ayuda a mejorar la postura y el equilibrio del cuerpo.

Bailar exige un esfuerzo mental, ya que demanda coordinación, agilidad, concentración y memoria. 

La danza es una actividad que estimula el desarrollo de diferentes habilidades físicas, mentales y de aprendizaje.
Mejora nuestra autoestima y la seguridad en uno mismo en un ambiente seguro. También, ayuda a enriquecer las relaciones personales al conocer personas con intereses semejantes. La danza contribuye a reducir el estrés, la relajación y es divertida.

Y, más allá de ejercitarnos, la danza nos permite participar de una actividad artística que potencia la creatividad, la intuición, la expresión y reflexión; el movimiento en la danza favorece estar con uno mismo, conocer nuestro cuerpo y compartir experiencias  con otros.

A bailar se ha dicho.

Bailarina y maestra en Ciencias Físicas y Artes. 

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