Del libro “Un rato de solaz”

domingo, 25 de septiembre de 2016 · 00:00
Ilusiones
Por Tomás Álvarez Martínez

Barquillos de papel que un día se hicieron
ecos de un corazón afortunado; 
romanceros del viento y de la brisa,
trovadores de héroes legendarios;
¿haréis resucitar mis ilusiones;
imágenes remotas de mis sueños,
topacios acendrados, 
alijófares de mares ignorados?

Velero que te alejas,
escuchando con aire de esperanza
la rapsodia del mar;
aleteo de un adiós que en el inmenso
zafiro del océano,
con ademán inquieto,
ondea entre las brumas del pasado.

Ensenada, Baja California, a 1958.

Del autor: nació en Amatlán de Cañas, Nayarit
Ordenado Sacerdote en Tijuana el 7 de agosto de 1955
Ha estado en varias parroquias de la Diócesis de Tijuana y actualmente en Ensenada. 

 


Faro encendido 
(Acróstico)
Por Tomás Álvarez Martínez

Signo en el horizonte
Iris entre los densos nubarrones,
Grata ofrenda de amor, 
Incienso de holocausto perfumado;
Faro en el puerto que en la noche oscura
Resplandece en su ruta al navegante
En medio de la brisa y la tormenta,
Del huracán
O el viento amenazante. 

Norte que atrae el corazón humano,
Orientando los pasos vacilantes,
Recibiendo el imán del corazón de Cristo
Irradias el amor con que El nos ama.
El mismo amor que el mundo necesita.
Gloriosa vocación que brota de su herida
Afluente del torrente de su gracia. 

Baluarte que protege de los depredadores
A los sarmientos nuevos
Renacidos al soplo del Espíritu,
Crecerán al calor de tus cuidados,
Elevando sus tallos a los rayos divinos
Lograrán sus anhelos
Olvidando lo duro del pasado. 

Ensenada, Baja California
a 7 de octubre de 2008
En el 32 Aniversario Sacerdotal de nuestro
Obispo Sigifredo Noriega Barceló. 


Miseria del silencio
Por Liz Durand Goytia 

para los niños que sabemos,
no vemos  que viven en la calle

Oscureces la voz, 
no iluminas silencios 
que sólo tú comprendes.

Encima del mutismo 
te llueven vituperios
injurias, bocinazos.
Ruidos de calle tuya que no te pertenece.

Sobre esa costra de silencio late 
la ansiedad del hambre 
la desnudez helada.
Adentro del sigilo tu palabra es un signo 
que ya tampoco entiendes.

Te asomas hacia el ruido que te opaca,
percibes cada engaño en la palabra.
Conoces la miseria de los que pasan cerca 
y no te ayudan,
no te miran
no te escuchan
y vuelves al silencio,
única posesión impuesta
que sin embargo quisieras compartir.

Poeta residente de Ensenada. 

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