La cultura y los gobiernos

domingo, 23 de abril de 2017 · 00:00
Por Heberto Peterson Legrand*

La cultura ha acompañado al hombre durante su existencia y así como éste, ha evolucionado y se ha ido humanizando cada vez más. La cultura misma se ha transformado puesto que el hombre es el obrero de la misma.
Hay una pluralidad de culturas como lo demuestran los distintos pueblos que habitan nuestro planeta con diferentes estilos de vida, formas de trabajar, comer, escala de valores, religiones y sistemas políticos. 

Si, incluso hay una variedad inmensa de definiciones de cultura que han ocupado a muchísimos pensadores, especialistas e intelectuales que desde su cosmovisión han querido aportar y enriquecer dichas definiciones.

Sin embargo, una noticia indica que se reunieron especialistas de distintos países bajo el patrocinio de la Unesco para tratar de obtener alguna que tenga el consenso de todos o de la mayoría y presentan a la cultura como la realización suprema de la persona, llamada a superarse sin cesar intelectual y moralmente en su vida individual y comunitaria.

Sí, dicen que se trata de una concepción basada en elementos normativos y éticos que abarca valores espirituales y materiales y pone de relieve los derechos humanos, la libertad y responsabilidad de la persona.

Atención a la cultura 
En una universidad, San Juan Pablo II dijo que: "En el pasado, cuando se intentaba definir al hombre, casi siempre se hacía referencia a la razón, o a la liberad, o al lenguaje. Los recientes progresos de la antropología cultural y filosófica demuestran que se puede obtener una definición no menos precisa de la realidad humana refiriéndose a la cultura”. 

Esta caracteriza al ser humano y lo distingue de los demás seres, no menos claramente que la razón, la libertad y el lenguaje y luego exclamó: "¡Sí! El porvenir del hombre depende de la cultura”.

Hay quienes ven el quehacer cultural como algo elitista y otros además hablan de una cultura popular, incluso la iglesia católica habla de evangelizar desde la cultura de cada pueblo. 

Yo creo que no se puede ignorar la cultura de ningún pueblo, pero creo además que hay culturas más evolucionadas unas que otras y de que así como hay cultura también hay incultura en distintos grados.

Veo como función trascendente que los distintos gobiernos se preocupen y ocupen de la cultura de sus pueblos y pongan las condiciones necesarias para que sus habitantes se expresen en sus más diversas manifestaciones dentro de las cuales están las bellas artes, la literatura y todo lo que su creatividad le permita hacer.

Las distintas culturas de esta aldea global en que estamos inmersos se pueden enriquecer mutuamente aportando lo mejor de sí mismas y en ello -utilizados adecuadamente- los medios de comunicación e información pueden jugar un papel muy importante para que se valore lo nuestro y seamos capaces de valorar lo otro.

Más creatividad 
Los intercambios en el orden económico, becar jóvenes para que estudien en el extranjero y una educación en valores, ajena a xenofobias, intolerancia y todo tipo de discriminaciones nos permitirá formar ciudadanos con un horizonte cultural universal.

La cultura contribuye enormemente a la identidad de un pueblo, al sentido de pertenencia, de allí que aquel gobierno que no pone la educación y la cultura como prioridad por falta de visión y mediocridad es un pobre gobierno.

La sociedad quiere hechos no sólo discursos que siempre hablan diciendo que harán y pasa el tiempo y como disco rayado siguen los discursos repitiendo lo mismo, pasa el tiempo, que no se detiene y en un abrir y cerrar de ojos esos gobiernos quedan rezagados dejando sembrada en el corazón de los pueblos la semilla de la decepción. 

La sociedad o parte de ella busca un acercamiento con las autoridades para solidarizarse pero a veces se encuentra con "llamaradas de petate”, con algunas aproximaciones en lugar de divorcio y se queda con la sensación de que se le manipula, se le usa cuando se le necesita, con un: "cuando a mí me dé la gana te obsequio algo de mi valioso tiempo” total, ya no estoy en elecciones.

A veces los "segundones” en un descuido le tienden una cortina de humo al gobernante y lo desconectan de la realidad y del pueblo.

La cultura no debe tener tintes partidistas. Una vez en el poder se gobierna para todos y con todos.

El pueblo por su parte debe ser creativo sin esperar que el gobierno le de todo, pero cuando ambos unen sus esfuerzos y la cultura es capaz de motivar la acción de ambos mucho se puede lograr con un enriquecimiento mutuo.

Ensenada debe ser cada día con mayor fuerza la ciudad del conocimiento, del arte, de las ciencias y la cultura en sentido amplio.

*Escritor ensenadense. 

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