¿Otro Sistema Solar?

domingo, 4 de junio de 2017 · 00:01
Por Marco Arturo Moreno Corral*

Desde los siglos XV y XVI filósofos como Nicolás de Cusa y Giordano Bruno afirmaron que alrededor de las estrellas, deberían existir sistemas planetarios semejantes al nuestro, sin embargo, sus ideas fueron especulativas y no tenían soporte observacional alguno. Posteriormente científicos como Johannes Kepler con sus leyes sobre el movimiento planetario, Galileo Galilei con sus observaciones telescópicas e Isaac Newton que mostró cuál era la fuerza que movía a los astros, arrojaron luz sobre la posibilidad de que aquellas aseveraciones filosóficas pudieran tener un trasfondo científico, que con al paso del tiempo han producido nuevas ideas, que incluso han permeado a terrenos como el de la literatura,  llevando al desarrollo de todo un género; la ficción científica, que ha producido obras como el Somnium de Kepler, la Pluralidadde los mundos de Fontanelle o el Micromegas de Voltaire entre muchas otras, hasta llegar a las sagas modernas como el Planeta prohibido, Viaje a las estrellas  o la Guerra de las galaxias.

Sin duda atrás de esas especulaciones se halla una de las grandes preguntas que los humanos se han hecho desde que alcanzaron la capacidad pensante, ¿estamos solos en el universo? Mucho se ha escrito sobre el tema y se seguirá haciendo, pues la respuesta no es fácil ni trivial. 

La ciencia no ha sido ajena a este proceso y desde diferentes enfoques, ha estado buscando evidencias y datos que ayuden a encontrar respuestas a tan fascinante interrogante. La Astronomía en particular se ha enfocado al estudio de los procesos que dieron por resultado la formación del Sol y de los planetas que lo orbitan, buscando establecer las condiciones físicas que les dieron origen, pues al entender esos complejos mecanismos y cómo se formó el Sol y los planetas, se entenderá también que tan frecuente puede ser ese proceso en otras partes del cosmos. 

Es cierto que hay miles de millones de estrellas, pero no todas son iguales ni se encuentran en la misma etapa evolutiva; las hay más grandes y más pequeñas que el Sol; también las hay más frías y más calientes que éste; las hay que son muy variables, que son de reciente formación o muy viejas. Estos hechos restringen grandemente la posibilidad de existencia de otros sistemas planetarios, sin embargo la vastedad del universo hace posible que ello ocurra, razón por la que los astrónomos han interesado en estudiar este problema.  

Tras muchos lustros de observación y de desarrollo de técnicas instrumentales especiales, en 1995 se logró la primera detección confirmada de un planeta ajeno al sistema solar, el cual se encuentra orbitando la estrella conocida como 51 Pegasi, que es similar al Sol, pero que está tan alejada de nosotros, que la luz que emite tarda 50 años para llegar hasta aquí. Ese planeta que es mucho mayor que la Tierra y de tipo gaseoso, ha recibido el nombre Dimidio. 

Diferentes satélites  
Los esfuerzos de los observadores y el mejoramiento de la tecnología ha permitido que desde entonces, el número de hallazgos crezca año tras año. Actualmente se han descubierto 2550 sistemas planetarios, pero la mayoría están formados por gigantes gaseosos del tipo de nuestro Júpiter. Las órbitas de esos exoplanetas son cercanas a las estrellas que orbitan, por lo que sus períodos de giro en torno a ellas resultan muy cortos. 

En 1999 se detectó el primer sistema extrasolar formado por más de un planeta, se trata de los que giran alrededor de la estrella binaria Upsilon Andromedae conformado por un grupo de al menos cinco planetas, todos ellos del tipo de Júpiter. 

Al mejorar y aumentar nuestra capacidad de detección, ha sido posible encontrar planetas con características comparables a la Tierra. Al finalizar el 2015 fueron descubiertos tres exoplanetas pertenecientes a la estrella Trappist-1, que es más pequeña y más fría que el Sol. 

Esta estrella se encuentra en dirección de la constelación de Acuario  y es muy débil, razón por la que no es visible a simple vista. La particularidad de esos tres astros es que no son del tipo Júpiter, sino de menor tamaño y aparentemente de tipo rocoso. 

Recientemente en febrero de este año, se informó del descubrimiento de cuatro nuevos planetas girando en torno esa lejana la estrella. Todos ellos han resultado ser de tipo rocoso. Esta noticia ha llamado mucho la atención, sobre todo de aquellos que están interesados en la detección de señales de vida fuera de la Tierra, pero ese entusiasmo ha disminuido conforme aumenta la información científica que se obtiene a través de los grandes telescopios con los que se ha venido estudiando este sistema de siete planetas. 

Ha resultado que aunque al menos hay dos con masas similares a los de nuestro planeta (1.34 y 1.38 veces la masa de la Tierra), su cercanía a Trappist-1 los hace girar muy rápidamente en torno a ella, resultando que de el más cercano al más alejado de ella, tienen periodos de 1.51, 2.42, 4.04, 6.09, 9.2, 12.3 y 18.7 ¡días! Eso significa que la duración de lo que nosotros llamamos un año (tiempo que le lleva a la Tierra dar una vuelta completa en torno al Sol), para esos exoplanetas corresponde precisamente a esos valores. Pero eso no es todo, las temperaturas a las que están expuestos cada uno de ellos van desde los 400 °K hasta los 167 °K.

Importante camino 
La existencia de un sistema como el de Trappist-1 ha significado un gran avance en los estudios que los astrónomos vienen desarrollando para responder preguntas que nos han inquietado toda la vida, pero siguiendo la metodología científica, no debemos caer en triunfalismos y menos aún en elucubraciones sobre existencia de vida extraterrestre, ya que un solo ejemplo no es suficiente y lo que hasta ahora hemos aprendido de él, no permite afirmar que alguno de esos planetas pueda estar habitado. Se debe seguir investigando para encontrar más sistemas como ese. Al estudiarlos, seguramente mucho se aprenderá sobre la formación y evolución de ellos, lo que también permitirá comprender mejor el proceso que originó nuestro propio sistema solar.

*Astrofísico e investigador del Instituto de Astronomía, campus Ensenada, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
mam@astro.unam.mx

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