¿El mejor candidato?

Por fin después de meses de espera, tenemos al candidato priista elegido al dedazo, Antonio Meade Kuribreña.

Ésa fue una noticia que nos sorprendió, porque estábamos con la idea que de entre Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño Mayer o, en todo caso, Eruviel Ávila estaría el elegido por los dioses, por sus características y cercanía con el tlatoani en turno.

Pero parece que nos equivocamos y salió el menos esperado, aunque las cartas se estuvieran acomodando a su favor, desde antes.

Es difícil leer entre líneas la política de cualquier país. Pero cuando las cosas pasan, nos damos cuenta de que era obvio, lógico y más que indiscutible que así tenía que suceder. Casualmente, en agosto, el PRI había decidido quitar los candados para que un aspirante externo pudiera ser elegido como candidato del partido y, voilà: Antonio Meade salió al ruedo.

Como sea, el hombre ya está allí, representando al PRI. Ahora, tenemos a dos contendientes seguros para las elecciones de 2018: el eterno candidato Andrés Manuel López Obrador y Antonio Meade Kuribreña.

Habrá que esperar a ver qué sucede con los independientes. Ya sabemos que Jaime Rodríguez Calderón va a la cabeza con las firmas y Margarita Zavala Gómez va arañando por el camino.

También habrá que esperar a que los del Frente Ciudadano por México dejen de pelearse y acaben de decidir si a través de la consulta ciudadana van a elegir a su candidato, si es que su patrón Ricardo Anaya se los permite, o va a ser pura simulación, para que al final quede mister Anaya.

Pero muy independiente de los embrollos partidistas, aquí la cuestión es: ¿por quién vamos a votar?

Como ciudadanos, es nuestra obligación estar al tanto de lo que sucede en el país y en su relación con el mundo, para visualizar lo que nos puede deparar el futuro.

¿De los candidatos que tenemos para 2018 habrá alguno que funcione o, de plano, todos están para el traste? Es algo para pensar, analizar e investigar.

Es importante que, desde ahorita, comencemos a estudiar la trayectoria, así como las propuestas de cada uno de los candidatos, para ver cuáles son lógicas y podrían funcionar o si son absurdas, pura demagogia y se quedarán en promesas incumplidas.

Cada candidato partidista o independiente tiene su línea y, por mucho que estemos en un mundo globalizado y encaminado hacia el neoliberalismo, el país puede irse más hacia un lado, más hacia el otro o quedarse en el centro; ir hacia arriba, mantenerse en las mismas o irse en picada.

Lo primero que debemos entender es que tenemos que empezar a ser más responsables con nuestro país. No podemos dejarle toda la “chamba” a los políticos, porque entonces pasa lo que nos está pasando, de vivir en la caquistocracia, gobernados por lo peor de lo peor.

Por lo tanto, lo primero es preguntarnos: ¿qué queremos los mexicanos?

Tenemos que empezar a analizar si son mejores las propuestas de derecha, de centro o de izquierda; si queremos un país más libre en cuestión económica y social o queremos vivir en un lugar donde existan más regulaciones.

Necesitamos ser más conscientes e interesados de lo que sucede en el país y decidirnos de una vez si somos capitalistas, socialistas, neoliberales, socialdemócratas, nacionalistas… para definir nuestra postura política y a partir de allí, decidir por quién vamos a elegir como dirigente.

Pero si seguimos teniendo la costumbre de no votar, elegir al candidato más guapo o al que mejor nos cae, sin saber primero cuál su trayectoria, su ideología política y si tiene la capacidad de hacer su trabajo, seguiremos sufriendo la maldición de tener presidentes, diputados y senadores mediocres.