LA TURICATA

From London with love

Por José Carrillo Cedillo
viernes, 5 de octubre de 2018 · 00:00

Querido diario, hoy fui al palacio a buscar y a ver si lo veía al guardia que no se mueve y que me gustan sus ojos azules y su gorrote de oso negro. No lo encontré y me quedé a ver el desfile de los guardias a caballo para ver si de casualidad alguno habla español y a lo lejos vi una viejecita de azul y pelo blanco que me dijeron era la reina. Fui a Picadilly Circus a la tienda de sex shop que vi desde el taxi el otro día y me gustó mucho, pienso regresar otro día por el baby doll rosa tan padre. Caminé hasta Trafalgar Square, a ver si encontraba la tienda de jardinería que me recomendaron y no la encontré, me dio flojera caminar tres cuadras adelante según me dijeron que está, otro día será.

Caminé por las tiendas de Oxford Street buscando el perfume que usaba yo en Xalapa y no lo encontré, sólo hay perfumes franceses y muy caros, claro que eso es lo de menos tengo permiso de mi viejo de gastar lo que quiera, de los dos mil millones, pero no me gustan sus olores, extraño mis siete machos que compraba en Mocambo.

Le voy a hablar a mi viejo para presumirle que me llamó el director de un hospital privado para que yo le venda la fórmula del agua inyectada que cura a los niños, para los de África que tanto lo necesitan. Al cruzar la calle por poco me arrolla un taxi de los negros y yo le grité… desgraciado vas en sentido contrario… y yo con estos zapatos de tacón tan alto… me están matando, cómo extraño mis chanclas que usaba en el rancho… las dejé en la cocina, me acuerdo muy bien.

Pasó muy rápido un camionsote rojo de dos pisos, que me encantan, algún día me subiré a alguno no importa dónde me lleve. Entré a un restaurant y pedí la carta y la mesera no me entendía y me preguntó: ¿de dónde eres? De México, le contesté… sin más se fue y le habló al cocinero que resultó ser mexicano y de Orizaba, nada menos y estuvimos platicando de la tierra de María santísima y de que sólo Veracruz es bello, y luego me sugirió un plato de comida negra, carísima, lo bueno fue la champaña de la que nos tomamos tres copas, por la patria.

Enrique mi paisano insistía en pagar él la cuenta, pero yo no lo acepté, pues ya conozco a los mexicanos, luego se la cobran a su manera… Enrique, mi paisano, me dijo que me invitaba al otro día a comer a otro lado que él conoce y que no van turistas, desde luego que no acepté, pues mi viejo me dijo por teléfono que me están siguiendo policías mexicanos, y es cierto, he visto varios morenos que qué casualidad que nos encontramos de diario, ¿no?

Me llamó Domitila mi sirvienta de Xalapa porque ya cumplió 22 años y fue su cumpleaños, me dijo que: ¿cuándo va a tomar el avión rumbo a Londres? Pero le dije: espérate yo te aviso por si se ofrece algo todavía en México.

Desde que me levanté está nublado y pienso que debe haber norte en Veracruz, aun así iba yo a remar al lago en Xalapa, con el coraje que hacia mi viejo… por cierto me habló para decirme que lo condenaron a 9 largos años… y yo, que no podré visitarlo, estoy tan lejos, además me voy a esquiar a Suiza, así que le voy a pedir a Domitila que vaya a verlo a prisión y lo siga atendiendo. Le voy a girar los 59 mil pesos de la multa… ¿cuantas libras son?... ¿como 18?

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