DESDE HOLANDA

El derecho a morir

Por Dianeth Pérez Arreola
miércoles, 14 de noviembre de 2018 · 00:00

Una de las cosas que más admiro de Holanda, es su punto de vista sobre la eutanasia. Uno no puede decidir su nacimiento, pero sí su muerte y esa acción es el más puro acto de libertad con el que puede uno cerrar su ciclo en la vida.

Los creyentes creen que sólo Dios tiene el poder de decidir cuándo ha llegado el momento de irse. Quienes hemos experimentado un dolor físico terrible, avasallador, que supera nuestra frágil resistencia, sabemos que vivir así solo es comparable al inhumano acto de la tortura.

El dolor en sí no es ningún pasaporte al más allá. Además hay que estar desahuciado, estar en una situación que no puede ser más llevadera con ningún tipo de tratamiento y ser consciente que uno está decidiendo morirse.

Este mes el Ministerio Público holandés decidió abrir un caso contra un médico por aplicar la eutanasia a una mujer demente. Este es el primer caso en el que las autoridades van tras un profesional de la salud desde que entrara en vigor la ley que permite terminar a voluntad con la vida, en 2002.

La película “Still Alice” con Juliane Moore, retrata muy bien el dilema con el que se encuentran los médicos cuando se trata de cumplir con los deseos de pacientes, que desean morir al enterarse del diagnóstico de demencia, y/o cuando son conscientes de lo que esa enfermedad le hará a su cuerpo y a su mente.

Luego llega un momento, impredecible, en el que estos pacientes ya no están en pleno uso de sus facultades mentales y eso complica todo. Si hay una carta donde se exprese la voluntad de morir, el deseo de terminar con la vida se cumple al perder la capacidad de decidir.

En el caso del Ministerio Público contra el médico, la paciente pidió al principio de su enfermedad la eutanasia, pero cuando la vio el médico en cuestión, la mujer ya había perdido la capacidad de decidir, mordía, pateaba y arañaba. Los otros médicos que tienen que dar el visto bueno, así como la familia de la paciente, aprobaron el procedimiento.

La doctora Constance de Vris, quien trabaja para la clínica de eutanasia, opina que el caso contra el médico obedece a que los opositores de la muerte asistida ven demasiado tolerante a Holanda y temen que aumenten los casos en pacientes con demencia, pero este motivo no supera el 3 por ciento del total de los casos; el cáncer es la razón principal de quienes eligen la muerte asistida.

Creo que todos conocemos al menos un caso, donde el dolor fue el amo y señor en las últimas semanas o días en la vida de un ser querido. La impotencia de la familia. La desesperación del afectado. La indiferencia de los médicos. El dolor sin remedio, le quita la dignidad a una persona. El dolor sin remedio es tortura legal. La Ley de Voluntad Anticipada en México, no es ni se parece a la eutanasia. Ojalá haya verdaderos esfuerzos por otorgarnos pronto el poder de tener una muerte digna.

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