MITOS

Construcción y destrucción de México

Por Carlos Lazcano
lunes, 12 de marzo de 2018 · 00:00

México fue fundado el 22 de abril de 1519, cuando los soldados de Hernán Cortés proclamaron el primer cabildo, estableciendo la Villa Rica de la Veracruz, la actual ciudad de Veracruz. Hay historiadores que afirman que México nació a partir de la conquista de los aztecas, en agosto de 1521, pero esa es una visión más bien centralista, que quiere que todo lo importante de nuestro país, surja desde la Ciudad de México.

El primer nombre que tuvo nuestra nación fue el de Nueva España, propuesto por el mismo Cortés. Durante un lapso de 300 años México fue siendo formado y gobernado por España, como parte de su imperio, teniendo como base la cultura hispana y asimilando elementos de las diversas culturas indias. El mismo Cortés propició un mestizaje racial y cultural que ya desde entonces fue uno de los elementos distintivos de nuestro país, gracias al cual se propició la integración cultural de los indígenas hacia la sociedad naciente. Nacía la riqueza cultural que hoy conforma a México: surgieron ciudades, pueblos y provincias que no existían, surgió un pueblo unido por una herencia hispana que le dio identidad, surgió una gastronomía única, surgieron instituciones: surgió la nación que hoy es México.

En esos 300 años, el territorio de la Nueva España se fue extendiendo desde la pequeña Villa Rica de la Veracruz, hasta superar los cinco millones de kilómetros cuadrados que tenía cuando nuestro país se independizó políticamente de España, en 1821, es decir, más del doble del territorio actual.

Sin embargo, fue precisamente a partir de que nos independizamos que los mismos mexicanos hemos estado dilapidando irresponsablemente la gran riqueza natural y cultural de nuestra patria. Desde un principio no se entendió la grandeza de nuestras herencias y en menos de 25 años, debido a muchos de nuestros propios egoísmos y divisiones, dejamos perder más de dos millones de kilómetros cuadrados de nuestro territorio. Y posteriormente aun hubo gobernantes que estuvieron dispuestos a enajenar más superficie a cambio de seguir en el poder.

Hoy en día, seguimos dilapidando nuestras herencias. La minería, una actividad que mucho ayudó a formar a México en tiempos de España, hoy es una actividad depredadora, mucho de ella en manos de extranjeras, que en lugar de construir, destruye. Destruye áreas naturales, comunidades indígenas y mestizas, bosques y todo lo que se le oponga y a cambio no deja más que regiones devastadas. Contrario a lo que se piensa, deja salarios de mínimo nivel y aporta muy pocos impuestos.

El petróleo, antes un ícono de los recursos naturales mexicanos, hoy está pasando a manos extranjeras, como pronto pasará lo mismo con el agua, los bosques, las playas, la costa y todo aquello susceptible de ser explotado. Y lo más triste es que esta situación actual está siendo promovida principalmente por nuestros gobiernos, los que no han dudado, ni lo ocultan, en trabajar a favor de intereses extranjeros.

Incluso esta apropiación de lo nuestro está incluyendo ciudades y pueblos. Álamo, (Sonora), Los Cabos (Baja California Sur), San Miguel Allende (Guanajuato), Todos Santos (Baja California Sur), entre otros asentamientos, ya son en buena parte pueblos extranjeros, ya que ellos los han estado adquiriendo, dejando fuera a los mexicanos. Poco a poco los mexicanos se están transformando en sirvientes, y muchas de nuestras identidades se están volviendo algo folclórico.

Cada día perdemos bosques, perdemos costas, perdemos flora y fauna, perdemos tradiciones e identidades. Desde luego, hay claras evidencias de que hemos perdido hasta nuestra soberanía, ya que nuestras autoridades cada día nos hacen más dependientes de otros intereses, especialmente de los Estados Unidos.

carloslascano@hotmail.com
 

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