COLUMNA INVITADA

Conversaciones de septiembre Parte III

Por: Hugo Amao González
sábado, 23 de noviembre de 2019 · 00:00

Porfirio Díaz se convierte en un dictador que destrozó y deshizo todo aquello que, en el tiempo de la Reforma de Juárez, se había institucionalizado. Fue, quien en porciones iba entregando el territorio mexicano y sus riquezas (minería, petróleo, bienes raíces, comunicaciones) a países extranjeros a través de sus empresas de explotación y laboral. Fue liquidando las propiedades de pueblos indígenas y comunidades con su ofensiva de tierra arrasada y de su consigna, para todo opositor, de “mátalos en caliente”.

La violencia vivida durante el porfiriato que duró treinta años engendró un gran malestar y un enorme descontento que originó que el pueblo se levantara en sendos movimientos armados. La revolución encabezada por Francisco I. Madero la inicia lanzando el Plan de San Luis que; “quizá escrito a lápiz el 5 de octubre, fue aprobado por los reunidos en San Antonio, Texas el día 8 de 1910”. Sin duda toda esta idea de rebelión ya “anidaba en la cabeza” de Francisco I. Madero desde que estaba preso en San Luis Potosí. Si bien pudo ser escrito en los primeros días de octubre, fue estructurado y cristalizado en el mes de septiembre de 1910. Con ese Plan se inicia esa revolución que es la pactada y triunfa en junio de 1911.

La “otra revolución” es la dirigida por el Partido Liberal Mexicano dirigido por el más preciado e incorruptible pensador sobre todos los derechos del pueblo mexicano; Ricardo Flores Magón. Esta revolución, tuvo como acción armada más relevante, la toma de Baja California en 1911.

En el mismo mes y momento cuando en Ciudad Juárez transaba Porfirio Díaz con la Revolución de Madero. De ahí en adelante se desencadenaría uno de los episodios más violentos de confrontación entre los propios mexicanos, se inicia con el despiadado asesinato de Francisco I. Madero, acto que se pacta en la embajada de Estados Unidos.

El registro histórico de ésta violencia diez años después arroja más de un millón de muertos sobresaliendo los asesinatos de los más significativos y sobresalientes como Zapata, Carranza y Francisco Villa, todos acribillados alevosamente.

Esto, solo tuvo un respiro relativo después de 1930 en el período de Lázaro Cárdenas en que se tuvo que enfrentar el levantamiento de los sinarquistas que también costó miles de vidas. Al final de los años treinta del siglo pasado, la pérdida de juicio entre los hombres engendra y da lugar al parto del más monstruoso y terrible de los sistemas de gobierno: el totalitarismo. Este sistema que nace y se desarrolla en Alemania se vincula con los engendrados en Italia y España y desatan la más terrible época de violencia y terror inconcebible mundialmente y que fue conocida como el holocausto o shoa por los más afectados por ella, los judíos.

Los propósitos del nazifascismo lo lleva a desatar los demonios de la guerra donde queda de manifiesto la barbarie moderna buscando la dominación del mundo. Paralelo a estas acciones extendieron por el mundo a sus agentes y propagadores a través de lo que se conoce como “quinta columna” y de sus aliados franquistas “la falange”; que prohíjan en México dos instituciones que se formaron en 1939 y 40 y, aunque matizadas, siguen actuando impunemente todavía y participando en la política nacional y electoral, se hacen tan presentes que una de ellas ha gobernado por los últimos treinta años en Baja California.

Después de la derrota de 1945, y solo después de la violencia extrema como fueron las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, la ofensiva de los ejércitos aliados y la entrada a Berlín del Ejército Rojo de los soviéticos viene la capitulación. Las dos fuerzas que emergen victoriosas sobre la amenaza en el mundo se transforman en algo similar a lo que combatieron, iniciándose una confrontación que se conoció como Guerra Fría en donde no estuvo exenta la violencia.

El estruendo de la violencia guerrera no cesó, vino de parte de una de las potencias surgidas en ese período, Estados Unidos de América y de esa década de los 50 se debe recordar la invasión a Guatemala y a Corea; y en otra parte del mundo Francia se resistía a dejar vivir su destino soberano y nacional a Vietnam, situación que años más tarde genera que Estados Unidos tome su lugar dando inicio a otra etapa violenta en el mundo; la Guerra de Vietnam.

En esa década en nuestro país se enciende la alarma entre la sociedad mexicana con lo que se empezó a visualizar la desnudez, y descomposición de un régimen que enseñaba sus recursos represivos contra los sectores que reclamaban los derechos más elementales.

Son los casos de la represión hacia los estudiantes del Politécnico 1956 y donde se usó el ejército para acabar con el movimiento estudiantil que encabezaba Nicandro Mendoza. Después siguieron los ferrocarrileros que dirigía Demetrio Vallejo y Valentín Campa y casi simultáneamente el movimiento en el magisterio que dirigía el maestro Othón Salazar.

Aquí en Baja California las cosas no eran diferentes, el nuevo estado que había adquirido su status en la república federal en 1952 en su primer sexenio no está exento de inquietudes y está cerrando con una fuerte presencia del Partido Acción Nacional impulsado y sostenido por el patrimonialismo bajacaliforniano, movimiento dirigido por Rosas Magallón.

Por otro lado, el nuevo Sindicato de Maestros la Sección 52, hoy 37 se hace presente en la lucha sindical colocando las banderas de huelga en las escuelas de la entidad, logrando la firma de un convenio de prestaciones más dignas para los maestros estatales.

Fue el surgimiento de una gran esperanza para uno de los agentes principales del Sistema de la enseñanza primaria y secundaria. Mientras tanto los jóvenes estudiantes sufrían el despojo y negación de uno de los más importantes derechos, al cerrar la Preparatoria Escuela Técnica de Agua Caliente en Tijuana que era otra de las medallas relevantes del régimen cardenista en el estado.

El régimen, como ya se había señalado exhibía ya el agotamiento de las posibilidades de conducir a una nación que requería de nuevas formas de ser gobernada.

La inconformidad se abonaba en los diferentes sectores sociales, y en la década del 60 los jóvenes estudiantes, principalmente son los artífices de todo tipo de acciones contra los actos represivos del régimen nacional y de los estados solo enarbolando banderas de libertad y de derechos civiles y humanos que solo tienen como respuesta el uso de la fuerza para silenciarlos.

Aún a costa de todo, represión, muerte, persecución o cárcel, la luz en el fondo del túnel seguía encendida y toda esa generación nacida en el fragor de la guerra y la posguerra está inaugurando nuevas formas de mirar a la nación y aunque todavía no se esclarece del todo hay elementos que pueden ser una alternativa y que puede dar paso a una trasformación verdadera de realizaciones y esperanzas. Puede pensarse que muchas de las cosas que se enuncian como transformación se sembraron en ese entonces, pero será hasta septiembre de 2024 que se pueda decir: ¡SÍ, HICIMOS HISTORIA!



 

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