ECONOMÍA Y POLÍTICA

El servidor público no es un apóstol

Por: Rolando Daniels Pinto
lunes, 4 de noviembre de 2019 · 00:00

 ¿Creen que un funcionario con sueldo acorde a su experiencia, preparación y responsabilidad es caro? Espérense al costo de uno inexperto, inepto y sus errores

Arcángel Rojo

Desde la sociedad, cada vez se exige más que los funcionarios públicos, especialmente aquellos por designación, cumplan con un perfil profesional idóneo para el cargo que ocuparán; aunque ya en ciertos casos ello ha sido establecido como requisito en algunas normas, aún queda mucho por hacer.

De la misma forma, también se pide el arribo a los cargos públicos, de gente con experiencia, sapiencia y aptitudes suficientes para dar resultados de inmediato, rechazándose la idea de nombrar inexpertos o, lo peor, a ineptos sólo por amistad o compromiso político, lo que después deriva en un desastre total.

En los últimos tiempos, se ha propagado la idea del enriquecimiento exorbitante desde el servicio público con base en altísimos salarios; ello en sí – en términos generales – es inexacto, porque surge del simplismo de comparar las percepciones de altos servidores públicos, con las de quienes en general son mano de obra no calificada o con la de profesionistas asalariados que ocupan puestos de bajo perfil.

Es innegable que hay percepciones de gente en el gobierno que rayan en la grosería y son muy notables, pero también es cierto que no son la gran mayoría; aunado a ello, se pierde de vista cuáles deben ser los criterios para establecer el nivel de las percepciones de los profesionistas, tanto en la iniciativa privada como dentro del sector público; es decir, cómo se comporta el mercado profesional.

Tres debieran ser los criterios fundamentales para el establecimiento de los sueldos profesionales, tanto en el sector privado como en el gobierno, siendo estos: a) El nivel de preparación académica (a mayor preparación, mejor ingreso); b) La trayectoria y experiencia profesional (la sapiencia), y; c) El nivel de responsabilidad del cargo a ocupar (el riesgo que implica el cargo, entre más alto sea, mayor ingreso).

Desde la perspectiva de la función pública, también debe tomarse en cuenta que, al menos en teoría, el desempeño del funcionario está regulado por norma, ya que debe cumplir con un Programa Operativo Anual, evaluado con base en una Matriz de Indicadores y un Sistema de Evaluación de Desempeño, siendo ideal que el funcionario perciba un ingreso base y una compensación a partir de sus resultados.

Ciertamente, un profesionista en el gobierno es un servidor público, pero bajo ninguna circunstancia es un apóstol, sino un profesionista al servicio de la sociedad y él, al igual que todos tiene necesidades y, en su caso, familia que sostener; además requiere percibir ingresos conforme a su nivel profesional, experiencia, y grado de responsabilidad en la función a desempeñar, no hay por qué soslayar eso.

De acuerdo con las cifras del IMSS, alrededor del 70% de sus trabajadores afiliados ganan entre 1 y 3 salarios mínimos (SM), siendo generalmente mano de obra no calificada; por otra parte, la burocracia local, tiene percepciones – incluyendo las prestaciones adicionales – que oscilan entre los 2 a los 5 SM.

Considerando lo anterior, los sueldos de los servidores públicos municipales y estatales, desde Jefes de Departamento hasta el nivel de Director, dependiendo de los criterios antes citados, deben rondar – cuando menos – entre los 5 y 15 SM; porque un profesionista no debería percibir menos que eso.

Además, en el mercado laboral profesional, ese es el rango de percepciones promedio para gente con experiencia y similar nivel de responsabilidad; el riesgo de mal pagar a funcionarios públicos es alto, empezando con un desempeño improductivo, o contratar sólo inexperiencia e ineptitud, o incentivar la corrupción; lo peor sería una combinación de todo ello y la gente demanda lo contrario, ¿No es cierto?

rdanielspinto@hotmail.com

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