REDESCUBRIENDOBC

Los legados

Por Luz Adriana López Gallegos*
martes, 10 de diciembre de 2019 · 00:00
Leí por ahí que uno muere dos veces, la primera cuando deja de respirar y se pierde el cuerpo físico y la segunda cuando la última persona que nos recuerda pronuncia nuestro nombre por última vez.

Sin embargo, creo que hay personajes que viven para la eternidad gracias a sus obras y sus legados y los que más admiro son -los que sin buscar la trascendencia- dedicaron su vida a trabajar por las comunidades por donde transitaron.

Así, cientos de maestros han dejado su legado fundando escuelas, decenas de defensores sociales nos han dejado la oportunidad de ejercer nuestros derechos gracias a sus luchas; miles de aventureros nos han abierto camino en nuestro país creando comunidades donde antes no había nada y también, cada vez menos, los indígenas nativos siguen en pie de lucha por evitar la extinción de su cultura… de nuestras raíces.

Recientemente, en uno de mis breves viajes redescubriendo Baja California, me aventuré a conocer el sitio Arqueológico “Vallecitos” ubicado en el poblado de La Rumorosa en el municipio de Tecate, me lamenté de que teniendo un sitio de tal relevancia histórica tan cerca nunca lo hubiera visitado.

Salvo un pequeño grupo de ciclistas conviviendo a la entrada del lugar, solo éramos mi pareja y yo, en un recorrido de cerca de 2 kilómetros por un circuito de más de 23 petrograbados inmersos en un amplio valle que fue frecuentado por los antiguos Kumiai, una de las culturas nativas más antiguas de Baja California.

En esta zona, cada 21 de diciembre acontece un fenómeno arqueoastronómico que los pocos Kumiai que quedan en la zona tratan de preservar, conocida como solsticio de invierno en donde una de las piezas pictóricas plasmadas en la roca toma vital relevancia.

El resguardo conocido como “El Diablito” es iluminado con los primeros rayos del sol del 21 de diciembre, momento que astronómicamente marca el inicio de invierno y para los antiguos Kumiai, indicaba el momento de migrar a sitios costeros en busca de mayores recursos.

“El Diablito” en realidad representa la figura de un antiguo cazador o chaman con una cabeza de venado como tocado, sin embargo, su semejanza con un diablito, le hizo ser reconocido con ese nombre.

Actualmente un pequeño grupo de nativos realizan un ritual en la zona para dar la bienvenida al invierno y comenzar un nuevo ciclo, estas personas junto con los arqueólogos que buscan preservar este tipo de sitios y los historiadores que trabajan incansablemente por difundir información sobre ellos, están luchando porque este legado de cientos o miles de años no se pierda.

Aventurémonos a recorrer la historia de nuestros antepasados, estamos muy cerca de ellos y aún existen personas que pueden contarnos sobre su existencia de primera mano.

No dejemos que se pierdan en el olvido esos legados tan importantes, porque sin importar lo que pase, siempre habrá alguien nuevo a quien contarle nuestra historia.

Hasta el próximo viaje

*La autora es periodista y gastrónoma

redes.cubriendobc@gmail.com

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