POR SI LAS MOSCAS

Feminismo inútil

Por Laura Monzón
viernes, 27 de diciembre de 2019 · 00:22

“El feminismo es bastante inútil”, comentó hace una semana el ex presidente de Uruguay José Mujica, en una entrevista con un semanario de su país.

Una de las cosas que argumentó para explicar su diatriba es que “aunque el machismo es un hecho y la agenda de la equiparación es inobjetable, la estridencia también termina jodiendo a la causa, porque crea una antípoda quejosa y excita lo reaccionario de la propia sociedad”.

Es probable que se refiera a la famosa canción chilena “Un violador en tu camino” que, de pronto, se convirtió en una especie de himno feminista alrededor del mundo.

Si éste fuera el caso, el señor tiene razón. El bendito tema de Las Tesis no ayudó en algo (ni lo hará), excepto en trivializar, aún más, la violencia de género, de por sí soslayada por la necedad social de no querer dejar atrás arquetipos “ideales” y costumbres machistas; seguir considerando a la mujer un ser-objeto utilizable, desechable e inferior al hombre, en todos sentidos.

El famoso himno, muros grafiteados, vidrios rotos en comercios, quemas de libros, consignas chabacanas y demás corrientadas, como el cuadro del Zapata desnudo, despiertan lo más reaccionario de la sociedad, hundiendo en el fango de la banalización a la lucha por la equidad de género.

Eso es lo que termina jodiendo la causa, como dice el ex mandatario uruguayo. Entonces, llegan las críticas, burlas, videos y “memes” en contra de las feminazis que guerrean en contra del Estado opresor hetero macho patriarcal.

El problema es que lo que trasciende y llama la atención es lo vulgar e innecesario, desviando la vista de lo que importa.

Hace apenas 66 años (1953), en México las mujeres fueron consideradas ciudadanas plenas, y en las elecciones federales de 1955 pudieron ir por vez primera a las urnas para votar. Tuvo que exigirse desde 1996 la paridad de género en la política para que hubiera más oportunidad de participación de la mujer en los congresos federal y estatales.

En 2001 fue creado el Instituto Nacional de las Mujeres, con antecedentes desde 1980, para combatir la violencia y la discriminación. Se promulgó en 2006 la Ley general para la igualdad entre mujeres y hombres; en 2007 salió a la luz la Ley general de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia y, en 2014 se publicó La ley de equidad de género.

Además, este año, se aprobaron reformas constitucionales para que las mujeres puedan acceder a cargos públicos y de dirección en los tres órdenes de Gobierno, y en igual de circunstancias que los hombres.

Todo lo anterior se ha hecho porque no existe igualdad entre mujeres y hombres, sin importar que haya capacidades, logros y estudios de por medio. Por tal razón, los avances deben observarse como derechos humanos y no como derechos para la mujer: se busca equidad, no superioridad.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, México está situado en los peores lugares del “ranking” de los mejores países para las mujeres, incluso por debajo de varias naciones árabes donde los derechos de la mujer son bastante pobres.

Claro está, que no pueden esconderse ante el mundo 2 mil 833 mujeres asesinadas durante este año, ni las más de 24 mil muertas en los últimos diez años, ni 12 millones de mujeres que viven violencia en sus hogares y en sus relaciones de pareja, ni que un promedio de 8 millones han sido asfixiadas, cortadas o quemadas.

Tampoco las desapariciones, el acoso laboral, la agresión callejera, los chistes sexistas, ni cualquier tipo de ataque hacia las mujeres, por el simple hecho de ser mujeres.

Estamos a punto de llegar a 2020 y seguimos sin entender que todos somos iguales ante la ley, tenemos los mismos derechos y merecemos respeto.

Mientras eso no se asimile, las feministas seguirán siendo una antípoda quejosa y México uno de los peores países para nacer siendo mujer.

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