LA BRÚJULA

¿Qué nos depara el 2020?

Por Heberto J. Peterson Legrand
lunes, 30 de diciembre de 2019 · 00:00

Especulan los expertos en las más diversas áreas, especulamos los ciudadanos comunes sin contar con una bola de cristal que nos devele el misterio, pero a todos preocupa porque sabemos o creemos que no hay nada predeterminado y que serán las decisiones en todos los órdenes: políticos, económicos, educativos, culturales, sociales y religiosos los que nos afectaran para bien o para mal a nuestras familias y a la sociedad en general.

Hay quienes sí visualizamos lo que queremos para el 2020, aún a sabiendas de que quizá no pase de un deseo irrealizable, de un sueño, de una utopía porque hacia allá queremos avanzar a pesar de los pesares. Los hay pesimistas que carentes de fe hacia la condición humana todo lo ven catastrófico y en todos los renglones arriba enunciados visualizaran sólo fracasos.

Los hay realistas que visualizaran logros y fracasos pero no se atreven a hacer un balance positivo o negativo.

Los primeros deseamos que en el orden político haya acciones que busquen el bien ser y bien estar de los ciudadanos, que el Bien Común sea una realidad y que la política esté al servicio de los demás y no para manipular y servirse de los demás.

Soñamos con una auténtica democracia como una forma de vida donde se tome en cuenta a los ciudadanos y se tome en cuenta no sólo lo que decidan las mayorías sino también los expertos en la materia a tratar. Que exista y se encarnen nuestra realidad un verdadero Estado de Derecho al que todos nos ajustemos y no haya privilegiados y la justicia se aplique en todos los ámbitos.

En la economía queremos que la población tenga un mayor poder adquisitivo sin propósitos manipuladores sino por una auténtica preocupación. Hay que crear riqueza para poder sostener hacer una justa distribución de la misma.

En el campo de la educación deseamos una cobertura total, y calidad que nos permita como nación estar a la altura de los países de primer mundo y que ello nos permita ser más competitivos.

En el campo de la cultura profundizar en la propia para que nos dé mayor identidad y sentido de pertenencia y abrirnos a la cultura universal para valorar y entender mejor a los hermanos de ésta aldea global. Que a través de ella superemos la xenofobia, los prejuicios que tanto daño han hecho a través de la historia.

Tenemos una gran riqueza cultural, debemos conocerla y promoverla, aplaudir y apoyar al que se esfuerza por cultivarla y difundirla

Como personas sociales debemos saber reconocer en el otro sus méritos, tener la capacidad y calidad humana para reconocer al otro y aprender a trabajar en equipo en todo proyecto que nos haga crecer y madurar como personas.

No somos autosuficientes, estamos hechos para la complementariedad, tengamos la humildad de aprender de los demás y tener la alegría y generosidad de compartir lo poco o mucho que sepamos.

En lo religioso vivir una religiosidad madura recordando que el “Amaos los unos a los otros” al que es igual o diferente, es una premisa que abarca a toda la humanidad. No hay que olvidar el “religare” que es la unión del hombre con su Creador, de ese Creador, Dios que ama por igual a todos sin importar raza, ni ideología.

Superemos el pesimismo y cultivemos la capacidad de ver luces de esperanza en el camino pero para ello seamos activos y no nos quedemos cruzados como espectadores pasivos carentes de compromiso alguno.

Ser realista no es sólo reconocer los hechos sino también estar convencidos en la capacidad del hombre y la mujer para cambiar esa realidad perfeccionándola.

Mi reflexión final es que tengamos el coraje de hacer reconocer y valer nuestros derechos y coraje también para en justicia cumplir con nuestros deberes

Esperemos que en el 2020 la violencia desaparezca y la hermandad entre hombres y mujeres tengamos el valor de hacerla realidad, lo digo pensando en las familias de los ejecutores de violencia y en las familias de las víctimas de ellos.

Podemos escapar de la justicia humana pero de la divina no. Pensar lo contrario sería una ingenuidad. Tiempo al tiempo….
 

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