BAJO PALABRA
Amaneceres nuevos
Por Hadassa Ceniceros
Amanece
entre nubes oscuras la luz del día borra poco a poco la penumbra nocturna
ella busca a tientas sus lentes para verificar lo que su cuerpo dice: ya es de día
sus manos finas a esta hora no denotan edad
un acceso de tos la incorpora a media y la deja con dolor en la garganta
hay una molestia nueva un ojo se resiste a abrirse
se levanta y busca un espejo
hoy tiene un ojo más pequeño cubierto de una lágrima endurecida
Dicen que cada parte del cuerpo manifiesta un malestar emocional
en la garganta de ella se acumulan palabras retenidas con dolor y prudencia
hay gritos contenidos y sollozos callados como en tantas personas
la voz, ahora más grave ya no entona ninguna melodía
la música en su mente no consigue alcanzar las notas agudas de hace tiempo
Su recuerdo claro de momentos alegres la acompañan
aún con paso pausado se aventura a bailar unos pasos de algún ritmo
sonríe con frecuencia, la pesadumbre nunca ha habitado en ella
a veces no la entienden confunden su entereza con desdén o indiferencia
ella sumerge en música su angustia
el dolor la lleva a la poesía
el miedo lo resuelve en el convivio o en la fiesta
acompaña a los suyos con relatos, con palabras
propone risas para tiempos buenos lo llama “porvenir”
En la soledad recuenta haberes
queda siempre de acuerdo, hay ganancia:
tiene hijos buenos, tiene vida, está llena de años
tiene memoria, tiene historia.
Desgrana el día como en fruta roja
y en esa cuenta la sorprende el sueño.
entre nubes oscuras la luz del día borra poco a poco la penumbra nocturna
ella busca a tientas sus lentes para verificar lo que su cuerpo dice: ya es de día
sus manos finas a esta hora no denotan edad
un acceso de tos la incorpora a media y la deja con dolor en la garganta
hay una molestia nueva un ojo se resiste a abrirse
se levanta y busca un espejo
hoy tiene un ojo más pequeño cubierto de una lágrima endurecida
Dicen que cada parte del cuerpo manifiesta un malestar emocional
en la garganta de ella se acumulan palabras retenidas con dolor y prudencia
hay gritos contenidos y sollozos callados como en tantas personas
la voz, ahora más grave ya no entona ninguna melodía
la música en su mente no consigue alcanzar las notas agudas de hace tiempo
Su recuerdo claro de momentos alegres la acompañan
aún con paso pausado se aventura a bailar unos pasos de algún ritmo
sonríe con frecuencia, la pesadumbre nunca ha habitado en ella
a veces no la entienden confunden su entereza con desdén o indiferencia
ella sumerge en música su angustia
el dolor la lleva a la poesía
el miedo lo resuelve en el convivio o en la fiesta
acompaña a los suyos con relatos, con palabras
propone risas para tiempos buenos lo llama “porvenir”
En la soledad recuenta haberes
queda siempre de acuerdo, hay ganancia:
tiene hijos buenos, tiene vida, está llena de años
tiene memoria, tiene historia.
Desgrana el día como en fruta roja
y en esa cuenta la sorprende el sueño.
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