PROYECTOVINO

“Los prejuicios”

Por Araceli Velázquez Córdoba
jueves, 11 de abril de 2019 · 00:00
Estoy totalmente segura que existen personas que utilizan el cerebro mejor que otras, para reflexionar lo que van a decir antes de abrir la boca o teclear en las redes.

Siendo muy niña, recibí una enseñanza para toda la vida, la cual agradezco y aplico siempre (o trato de hacerlo). Fue en un momento que estaba a punto de decir algo y me pusieron un rotundo alto total, que jamás olvidaré. “Te voy a aplicar el triple filtro de Sócrates”, me dijo con toda la certeza que puede tener una persona.

- “El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente segura de que lo que vas a decirme es cierto?”. “No” tuve que responder.

- “Ok. Entonces permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme?”. “No, al contrario, respondí”.

- Entonces, deseas decirme algo malo, pero no estás segura de que sea cierto. Pero podría querer escucharlo. Porque queda un último filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme? - No, la verdad que no.

- “Bien. Si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es útil... ¿para qué querría saberlo?”

Me siento sumamente cansada (por decirlo amablemente) de leer o escuchar, las “eruditas” opiniones de personas que creen que su única misión en la vida es opinar. Que si ven una pregunta en FB o cualquier otra red social, la tienen que contestar aunque no tengan idea del tema. Y lo sienten prácticamente como obligación, independientemente de que sepan lo que dicen o que sean sus gustos personales.

“Ese vino es malísimo”. “A eso ni siquiera se le puede llamar vino”. “No me lo tomaría ni regalado”. “Los vinos de… son pésimos”. “Tíralo en la coladera”. O por el lado contrario: “Buenísimo”. “El mejor que he probado”. “Exelente (sic)”. “Mi favorito”, etc.

Vivimos en la era de la información y eso tiene muchas ventajas, y también desventajas.

Muchos creen que ahora podemos encontrar toda la información en la red. Pero también toda la desinformación está ahí. Para mí es muy difícil de entender cómo alguien se atreve a dar su opinión sobre algo que no conoce, y peor aun asegurando que es verdad. No se dan cuenta que pueden estar generando prejuicios para los que creen todo lo que ven en internet y puede llevar años sacárselos de la cabeza. Por ejemplo: “Los vinos de Baja California son salados” o “Ese vino tinto dulcecito es muy bueno”, también lo que conocemos como mitos y leyendas del vino.

Llevo muchos años tratando de aprender y entender esta industria. He probado desde primeras cosechas que en su momento se quedaron sólo en un buen intento y años después fueron mejorando hasta llegar a ser vinos muy buenos. Otros que acertaron desde el principio y se durmieron en sus laureles y se han enfocado más en las utilidades que en mejorarse. Hasta los que siempre son garantía de entregarnos lo mejor cada año.

Aunque a veces me cuesta trabajo, siempre hablo de lo que me parece bien hecho y dejo a un lado las opiniones negativas. Porque conozco que existen múltiples razones que pueden provocar que un vino no tenga un buen resultado en alguna de sus cosechas.

Son ya algunas años de tratar de crear una cultura del vino en México, y ha sido una tarea muy complicada, pero sigo con esta lógica y respeto que me quedó muy dentro: Si no puedo estar segura, decir algo bueno o que ayude o aporte al crecimiento de esta fascinante industria, simplemente no lo haré, espero lo hagan igual ustedes.

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