Un equipo clavado en la inmortalidad

Hay equipos que se forman para jugar, otros buscan por lo menos ser protagonistas, y unos muy contados llegan a traspasar los umbrales de la gloria. Me he referido en otras ocasiones a equipos que han dejado una profunda huella en el deporte ensenadense en diferentes disciplinas, por ser precisamente eso, protagonistas, dueños de una época, pero que al paso del tiempo han quedado relegados al recuerdo y la añoranza por no estar más en activo. Pero el club que a continuación se menciona, no parece tener fin, es más, se jacta del tiempo y reta a Cronos día a día, aferrándose a su destino y a su grandeza; que a pesar de estar lleno de triunfos y honra, no escatima en esfuerzos por cimentar aún más su legado. Pero todo tiene un origen, y como en la creación, y con todo respeto, surgieron unos jugadores, algunos de ellos al parecer provenían del reino animal, y que aun en nuestros días, siguen escribiendo sus nombres con letras de oro dentro del voleibol estatal. Tal vez ni el mismo Jefe “Castor” Martínez imaginó la trascendencia que tendría este club, en aquel lejano 1983 que se da a la tarea de buscar a los 7 Magníficos, y como si fuera Papá Noel los fue trayendo a la barca llamada Spikers: “Cucho” Moreno, “Gallo” Rodríguez, “Mono” Robles, “Púas” Martínez, “Manolo” Amaya, “Cabezas” Rodríguez y “Langa” Robles. A partir de esta generación dorada, se empezó a forjar la leyenda. Un dominio absoluto en cada torneo municipal de la máxima categoría. Hicieron del “Tigre” García su confidente, su cómplice, su testigo de grandes victorias. Equipos como Seguridad Pública y Frutería Cazares, entre otros, tenían que conformarse con los subcampeonatos; aun entrados los 90’s, nadie paraba a esa máquina de hacer puntos. La llegada de nuevos elementos como “Mono” Arreola, “Cachirul” Delgado, entre otros, vinieron a darle más lustre a este club, que llegó a ser por ende, la base del seleccionado municipal en estatales y en varias ocasiones, base del seleccionado bajacaliforniano a nivel nacional. Hoy en día, algunos de aquellos grandes jugadores siguen ligados de una u otra manera al club; unos en activo ya en otras categorías, otros en la organización y mantenimiento del proyecto Spiker, porque eso es lo que son: una familia. Así como encaran el CIBAVOL con grandes resultados (más campeonatos y participaciones que ningún otro club), también promueven su propia Copa, porque el voleibol les ha dado una nueva razón de vida, a la vez que se congratulan de presentar dos joyas emanadas de sus propias granjas: “Cuchito” Moreno y “Castorcito” Martínez que ya suenan fuerte en las duelas a nivel nacional. Hoy a 36 años que los vimos nacer, por qué no agradecerte a ti “Mosco” Castillo por tu valiosa aportación al proyecto; y qué decir de la gran mancuerna entre Manuel de Loera y nuestro querido “Gallo” en la Golden. En buenas manos está la femenil con “El Espitia” Jiménez. Si de gestión deportiva se trata, muy agradecidos están contigo “Burro” García. La organización de la Copa Spiker no pudo haber recaído en mejores manos que las de Gala García y Alex Martínez. Al igual el club les agradece muy en especial, a ustedes Alonso Martínez y Alberto Arreola por el impulso y promoción de este hermoso deporte. Todos ellos bajo la mirada satisfecha de aquel que un día tuvo un sueño y que hoy se mantiene intacto gracias a que niños y jóvenes gustan de practicar el voleibol, queriendo seguir los pasos de aquel equipo legendario. Lo dicho amigos, este club no se formó solamente para jugar uno o varios torneo sobre la faz de la Tierra, ellos fueron creados para jugar por toda una eternidad.



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