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Credibilidad

Por Luis Humberto Mendoza Garcilazo*
sábado, 6 de abril de 2019 · 00:00
En 1962 fue contratado un joven y novato geólogo en el Condado de Malibú, California, para que condujera una investigación sobre ingeniería geológica y emitiera un reporte.

El reporte era necesario para conseguir el permiso por parte de la Autoridad para el desarrollo inmobiliario de una extensa área y ejercer acciones de cortes de terreno y graduación de pendientes.

En el curso de la investigación geológica de campo, el profesional contratado encontró evidencias de lo que consideró un deslizamiento de masa de terreno antiguo y a profundidad, por lo que el sitio en inicio mostraba ser naturalmente inestable.

En los mapas en aquel tiempo, aún no muy confiables del Servicio Geológico Americano (USGS) no se mencionaba nada sobre este deslizamiento de terrenos.

En la reunión de presentación de resultados con los desarrolladores y otros miembros del equipo de consultores, el joven geólogo expresó su preocupación por la inestabilidad del sitio. Ante esto, inmediatamente fue despedido y se le exigió no mencionar nada sobre su desafortunada opinión, ni a medios, ni a autoridades, bajo amenaza de ser demandado y de no recibir pago alguno por los trabajos ya realizados.

Avergonzado e intimidado por la mala experiencia de esa reunión y con la posibilidad en su mente de que estuviera equivocado en su investigación, decidió alejarse y no presionar por el pago de sus servicios.

Veintiún años después (1983), aquel joven profesional fue reivindicado profesional y moralmente. Aun cuando la satisfacción personal puede ayudar, es triste que sea derivada de una catástrofe que eventualmente resultó en pérdida de cientos de millones de dólares, traumas emocionales sobre cientos de dueños de casas afectadas y una larga historia de demandas y contrademandas.

La comunidad afectada en Malibú, mayormente actores y personas de negocios del cine, habían invertido su dinero en grandes mansiones con vista al mar, pero situadas en terrenos cuya geografía, topografía, geología y condiciones de clima, sumado al desconocimiento (ignorancia) o al ocultamiento del conocimiento (fraude), lo que generó una serie de demandas, desgaste emocional y pérdidas económicas.

El desarrollo residencial iniciado en 1964, para 1983 tenía 280 casas construidas. Los problemas iniciaron en 1978, un año de una inusual precipitación pluvial y con el primer reporte de movimiento de terreno y aparición de fracturas. Para septiembre de 1983 después de otra inusual temporada de lluvias ya había 216 casas afectadas en una superficie de 60 hectáreas.

La persona que identificó este problema con anticipación en Malibú ahora tiene una ley (Ley de Slosson) corolario de la Ley de Murphy: “la calidad del trabajo profesional se hundirá al nivel más bajo permitido por los Gobiernos”. Además con su congruencia profesional impulsó el desarrollo de la ciencia de ingeniería forénsica, en la actualidad escribe libros y ha formado las bases para contar con un equipo de trabajo confiable.

Decidí abordar este tema al leer y escuchar en Medios la actuación de personas, que un día están bajo algunos principios y con el devenir de tiempo y situaciones adoptan a su conveniencia otros valores y grupos de trabajo, perdiendo con ello, desde mi percepción, algo muy valioso que debe ganarse siendo congruentes y que se llama, credibilidad.

Es responsabilidad social de los liderazgos políticos, profesionales, investigadores e instituciones mantener esa congruencia para no perder su credibilidad.

*El autor es investigador del Departamento de Sismología en Cicese.

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