PROYECTOVINO

“Las matemáticas y el vino”

Por Araceli Velázquez Córdoba
jueves, 16 de enero de 2020 · 00:00

No estoy segura si fueron los propósitos que todos nos ponemos al finalizar un año o al principio de otro lo que me llevó a reflexionar sobre algo que siempre he pensado y terminé postergando tal vez demasiado. Por supuesto que puede que alguien piense que fue un autosabotaje o, simplemente, lo que pasó es que la toma de decisiones importantes tardan en llegar para buscar y encontrar nuestro momento exacto.Recuerdo muy bien lo que me dijo mi ahora socio, antes de serlo. “Quiero ser parte de ProyectoVino, siempre y cuando me dejes opinar y poder exponerte que si lo que estás haciendo por amor o convicción al vino, por amistad o lo que tú quieras, no lo estás dirigiendo al objetivo principal, que es tu bienestar. Yo no voy a trabajar gratis y espero lograr que tú jamás vuelvas a regalar tu trabajo! Si cuando no te salen las cuentas con un simple 2+2, alguien se está equivocando”. Palabras duras que aunque tardaron en encontrar su verdadera dimensión, siempre permanecieron ahí. ¡Pero apenas empezaba! Cuando me relató que cuando su padre, un extraordinario ser humano, les preguntaba a los asistentes del seminario de Dirección y Gerencia que él impartía ¿Cuál es La Razón de Ser de tu Negocio?, le daban toda clase de respuestas, como “Brindar un servicio de calidad”, “Ofrecer satisfacción a los clientes”, “Entregar el mejor producto del mercado”, etc. Y después de escuchar con atención cada una de ellas les decía, “Todo lo que ustedes respondieron aportan a conseguir la verdadera razón de ser de su negocio, que es hacer dinero, porque si no, no sería negocio”. Sé que a algunos les puede sonar hasta ofensivo, pero la realidad es que por más adornos altruistas que le pongamos a nuestra actividad laboral, lo que buscamos es que por lo menos nos alcance para pagar las cuentas.
Ponerle un precio justo, honesto, real y redituable a nuestro trabajo es tal vez una de las tareas más difíciles a las que nos enfrentamos hagamos lo que hagamos, por varias razones. Lo primero que tenemos que evitar es pensar que somos únicos y lo que hacemos es lo mejor. Siempre, de verdad siempre, va a haber quien lo haga mejor. Y precisamente por ello, tenemos que buscar mejoría cada día. Es un camino que no tiene fin.
Después olvidarnos si “el de enfrente” hace algo similar y lo vende en “x”, nosotros podemos cobrar lo mismo. Nunca tendremos ni la misma infraestructura, experiencia, conocimiento, los mismos gastos fijos, etc. Por esto y muchas cosas, aunque pensemos que nuestro trabajo es el mejor (así como creemos que nuestros hijos o sobrinos son los más hermosos) tenemos que ser objetivos para tasar el valor real de lo que hacemos, sin pensar en lo que nos gustaría cobrar o ganar.
Quizá esta columna es entera para mí, y el recordar lo que me dijo Jorge. Pero es que esta industria, es como las industrias creativas, a las cuales realmente pertenezco por la carrera que estudié. Todos los artistas son sumamente creativos, su ingenio es infinito y crean cosas realmente maravillosas, pero la administración y el hacer negocio no es lo suyo.
Las vinícolas claro que son un negocio, a largo plazo muchas veces, pero se les olvida que ellos son hacedores de vino (creadores) y que existen otras funciones que ayudan a la venta real y oportuna de su producto. Ahí está el marketing o las relaciones públicas que son parte importantísima para lograr complementar el enlace de la vinícola al consumidor final.
Además en esto del vino, nunca va a tener el mismo costo una etiqueta que otra. Porque así como hay grandes inversiones que producen vinos mediocres, también hay pequeñas bodegas que aunque ofrecen vinos de mejor calidad, no encuentran la forma de que la simple suma de “2+2” les dé 4. Se trata que a todos nos salgan las cuentas. ¿Ustedes qué me cuentan?

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